Está comenzando nuevamente la manía
la camisa de fuerza la he dejado en aquel cuarto
me escapé, ¿lo lamenta? ¿lo lamento?
siéntese a mi lado,
venga y cuénteme otro cuento de esos
pero póngame el cuchillo de placer en la garganta
donde la marca y el vicio no han cesado,
esta vez no le regalo el tabaco
y haga que me lo crea
o le quito el filo de un zarpazo
y le degollo las entrañas
para echársela a los perros de la calle.
Dalí del Exilio