Cabronadas mentirosas

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Me cambié el color
pero no la transparencia,
el águila a picotazos
en frente de mi propia vista
ha devorado al gusano,
y no es hombre el que no peca
ni divinidad atribuyo,
nunca termina el orgullo
y tampoco llora quien sepa
que lágrima de mujer
es como sal con pimienta.

Dalí del Exilio

Mala y Grosera Vieja PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora