Capítulo 20

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Un año y medio había pasado desde que Jack, Sophie, María y Aiko llegaron a Cuba en busca de una nueva vida. En ese tiempo, cada uno de ellos había experimentado profundamente la cultura cubana y había encontrado un sentido de pertenencia que nunca antes habían conocido.

Para Jack, los días en Cuba fueron una mezcla de aventuras y descubrimientos. Se había enamorado de la música salsa y había aprendido a bailar con pasión. Encontró trabajo en un pequeño restaurante donde practicaba su español y hacía reír a los clientes con su sentido del humor improvisado.

Sophie, por su parte, había encontrado en Cuba un lugar para sanar. Lejos del estrés y la presión del pasado, pasaba horas pintando en el malecón mientras escuchaba las olas del mar. Con el tiempo, sus pinturas comenzaron a captar la esencia vibrante de La Habana, y algunas fueron expuestas en galerías locales.

María, siempre curiosa y ávida de aprender, aprovechó la educación gratuita para estudiar diseño gráfico. Sus habilidades artísticas florecieron y pronto comenzó a trabajar como diseñadora freelance, colaborando con artistas locales en proyectos creativos que le permitieron expresarse plenamente.

Aiko, con su mente analítica y pragmática, se sumergió en el estudio de la agricultura urbana. Ayudó a establecer un pequeño huerto comunitario en el barrio donde vivían y se convirtió en una defensora apasionada de prácticas sostenibles y alimentos orgánicos.

Juntos, los cuatro amigos crearon recuerdos imborrables: noches de música y baile en los clubes locales, excursiones a las playas vírgenes y largas conversaciones bajo las estrellas sobre sus sueños y esperanzas para el futuro.

Sobrevivír.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora