Otra semana después de su último descubrimiento, la tensión entre Aiko, Jack, Sophie y Mateo era palpable. Habían intercambiado mensajes cada vez más preocupantes sobre la verdadera naturaleza de la aplicación. La sensación de peligro inminente se había vuelto constante. Esa noche, Aiko tomó una decisión que cambiaría sus vidas para siempre.
-Voy a gastar todos mis mensajes -escribió en el grupo.
-Aiko, no lo hagas. Es demasiado arriesgado -respondió Jack.
-Estoy de acuerdo con Jack. No sabemos qué puede pasar -escribió Sophie, alarmada.
-Por favor, reconsidera -imploró Mateo-. Puede ser muy peligroso.
Aiko, sin embargo, había llegado a su límite. La incertidumbre y el miedo la habían llevado a un punto de no retorno. Sentía que, de alguna manera, tenía que descubrir qué sucedería cuando el contador llegara a cero, aunque el costo fuera su vida.
-Ya tomé mi decisión. Necesitamos respuestas y alguien tiene que hacerlo.
El silencio en el grupo fue ensordecedor. Los demás intentaron detenerla, pero Aiko estaba decidida. Comenzó a gastar sus mensajes uno por uno, enviando textos breves sobre su vida, su trabajo, sus sueños y sus miedos. Cada mensaje la acercaba más al abismo.
-Por favor, Aiko, detente -escribió Jack, su desesperación evidente.
-No podemos perderte así -escribió Sophie, su mensaje cargado de angustia.
-Esto no es la forma -añadió Mateo, sus palabras teñidas de impotencia.
Aiko continuó, su corazón latiendo con fuerza mientras enviaba sus últimos mensajes. A medida que el contador disminuía, sentía una mezcla de terror y determinación. Al llegar a 1 mensaje restante, hizo una pausa. Miró alrededor de su pequeño apartamento en Tokio, tomando en cuenta cada detalle, cada rincón. Envió su último mensaje con lágrimas en los ojos.
-Gracias por todo. Cuídense.
El contador llegó a cero. Aiko esperó, su respiración pesada y su corazón latiendo con fuerza. Eran las 1:00 am. De repente, un golpe en la puerta la hizo saltar. Su terror se materializó en ese instante. No quería abrir, pero los golpes continuaron, cada vez más insistentes.
-¿Quién está ahí? -preguntó con voz temblorosa, aunque sabía que no obtendría respuesta.
El silencio era su única respuesta. Con manos temblorosas, se dirigió a la puerta, pero no tuvo tiempo de decidir si abrir o no. La puerta se abrió de golpe, y diez hombres vestidos de negro irrumpieron en su apartamento. Estaban armados y se movían con una precisión aterradora.
Aiko retrocedió, paralizada por el miedo. Uno de los hombres hizo un gesto para que guardara silencio. No hubo palabras, solo una amenaza implícita en la manera en que sujetaban sus armas. Sin resistencia, Aiko fue tomada de los brazos y sacada de su apartamento. Los hombres se movieron con una eficiencia implacable, sin hacer ruido, sin despertar a los vecinos. La metieron en una camioneta negra que esperaba afuera.
En el grupo, Jack, Sophie y Mateo estaban en estado de shock. No podían creer lo que estaba ocurriendo. De repente, una nueva notificación apareció en la aplicación.
"Aiko ha llegado a 0 mensajes. Ha sido retirada del juego."
El mensaje era breve pero aterrador. La realidad de su situación se hizo más clara que nunca. La aplicación, más que un simple juego, era una trampa mortal.
-Esto no puede estar pasando -escribió Jack, su mente incapaz de procesar lo sucedido.
-Tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos de brazos cruzados -escribió Sophie, desesperada.
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Sobrevivír.
HorrorEn un mundo que parece normal, un grupo de personas lleva una vida común y corriente hasta que un día, cada uno de ellos, de forma individual, se encuentra con una aplicación de mensajería muy extraña. La app aparece de manera aleatoria en sus teléf...