Capítulo 17

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El sol se elevaba lentamente sobre la costa de Australia, bañando la playa con una luz dorada. Los cinco sobrevivientes se desplomaron en la arena, respirando aliviados por haber logrado escapar de la isla. Durante un rato, ninguno de ellos habló, simplemente disfrutaban del sabor de la libertad.

-No puedo creer que lo logramos -murmuró Sophie, mirando el horizonte con una mezcla de asombro y alivio.

-Estamos vivos -añadió Jack, su voz cargada de emoción-. Pero no podemos quedarnos aquí. Tenemos que movernos antes de que nos encuentren.

Aiko, siempre práctica, se levantó con esfuerzo y comenzó a revisar el bote. De repente, su rostro se iluminó con una idea. -¡Los celulares! -exclamó, sacando los dispositivos mojados del fondo del bote-. Los rastrearon a través de ellos. Al dejarlos aquí, perderán nuestra ubicación.

-Buena idea, Aiko -asintió María-. Ahora tenemos que encontrar comida, ropa y herramientas. No podemos confiar en nadie.

Con renovada determinación, los cinco se pusieron en marcha, adentrándose en una lujosa zona residencial cercana. Coincidentemente, habían llegado a una playa frecuentada por millonarios, lo cual les ofrecía una oportunidad única. Las casas eran enormes y bien equipadas, llenas de riquezas que los dueños podrían recuperar fácilmente.

***

Se colaron en una mansión mientras sus propietarios disfrutaban del mar, dejando puertas y ventanas abiertas. Jack y Sophie se encargaron de vigilar, mientras María y Aiko se movían sigilosamente por la casa, recogiendo todo lo que pudieran necesitar.

-Aquí hay comida -susurró María, abriendo el refrigerador y sacando varios paquetes de alimentos-. Tomemos lo suficiente para unos días.

-Encontremos ropa y mochilas -añadió Aiko, dirigiéndose al piso superior-. Necesitamos cambiar nuestra apariencia para no ser reconocidos.

Subieron las escaleras de mármol con cautela, abriendo los armarios y seleccionando prendas adecuadas. Eligieron ropa discreta pero funcional, cambiándose rápidamente. María encontró un par de mochilas en el vestidor y las llenó con lo que habían recogido.

-Esto debería bastar por ahora -dijo Aiko, ajustándose la mochila en la espalda-. No podemos cargar demasiado.

***

Mientras tanto, Lucas observaba las pantallas de vigilancia en el edificio de Nueva York. Los barcos habían llegado a la isla, pero el bote estaba vacío.

-¿Qué pasó? -preguntó Marcus, impaciente-. ¿Dónde están?

Lucas revisó los datos con rapidez, notando la ausencia de los rastreadores de los celulares. -Han dejado los teléfonos en el bote. Perdimos su ubicación exacta.

Marcus golpeó la mesa con furia contenida. -Malditos sean. Pero no pueden haber ido lejos. Mantén los barcos en la zona y rastrea cualquier señal inusual.

***

De vuelta en Australia, los cinco se movían con rapidez. Habían robado dinero y herramientas de las casas vecinas, asegurándose de que no los viera nadie. Entraron en un supermercado, comprando más provisiones y elementos para cambiar su apariencia de manera más completa.

-Necesitamos tintes para el cabello y gafas de sol -sugirió Sophie, mirando los estantes con atención-. Cambiemos todo lo que podamos de nuestra apariencia.

-No podemos arriesgarnos a que nos reconozcan -asintió Jack, tomando varios productos de los estantes-. Cuanto menos nos parezcamos a nosotros mismos, mejor.

Pasaron los siguientes minutos en el baño del supermercado, cambiando radicalmente su aspecto. Aiko se tiñó el cabello de rubio, mientras que Jack optó por un corte de pelo muy corto. Sophie y María usaron lentes de contacto de colores y gafas de sol, completando el disfraz.

-Esto debería bastar -aseguró María, ajustándose las nuevas prendas-. Ahora tenemos que alejarnos de esta zona.

***

Caminaron sin descanso, manteniéndose alejados de las calles principales y moviéndose por callejones y caminos secundarios. Sus corazones latían con fuerza cada vez que veían un vehículo de policía, sabiendo que no podían confiar en nadie.

-No nos detengamos -murmuró Jack-. Debemos seguir adelante.

-Tenemos que encontrar un lugar donde escondernos -añadió Sophie-. No podemos seguir vagando por la ciudad.

Finalmente, encontraron una casa abandonada en las afueras de la ciudad. Entraron con cautela, asegurándose de que estaba vacía antes de instalarse. Sus cuerpos exhaustos encontraron un momento de descanso mientras planeaban sus siguientes pasos.

***

En Nueva York, Marcus y Lucas seguían tratando de localizar a los fugitivos. Los inversores estaban impacientes, exigiendo resultados inmediatos.

-No podemos permitir que escapen -gruñó Marcus-. Si la policía que pagamos no puede encontrarlos, nosotros lo haremos.

Lucas asintió, revisando los informes. -Los barcos seguirán buscando en la zona. No pueden haber ido muy lejos.

***

De vuelta en la casa abandonada, los cinco amigos discutían su próximo movimiento.

-Tenemos que seguir moviéndonos -insistió Aiko-. No podemos quedarnos aquí por mucho tiempo.

-Pero necesitamos descansar y planear bien -replicó Jack-. Si no, cometeremos errores.

Sophie miró a sus amigos, sintiendo el peso de la responsabilidad. -Lo que necesitamos es un plan de escape definitivo. Tenemos que salir del país antes de que nos encuentren.

-Pero, ¿cómo? -preguntó María, la desesperación evidente en su voz-. No tenemos suficiente dinero ni documentos.

-Podemos conseguir falsos -sugirió Aiko-. Conocí a alguien que puede ayudarnos. Pero será arriesgado.

***

En Nueva York, Marcus observaba las pantallas con frustración creciente. Los informes de los barcos no mostraban ningún rastro de los fugitivos.

-Estamos perdiendo tiempo -gruñó-. Necesitamos resultados ya.

Lucas lo miró con cautela. -Podríamos enviar un equipo de búsqueda más cercano. Gente nuestra en tierra.

-Hazlo -ordenó Marcus-. No me importa cómo, pero tráelos de vuelta.

***

Los cuatro amigos, ahora con nuevas identidades y apariencias cambiadas, sabían que el tiempo corría en su contra. Debían moverse con rapidez y cuidado, conscientes de que cualquier error podría costarles la vida.

-No podemos fallar -murmuró Sophie, mirando a sus amigos con determinación-. Tenemos que salir de aquí.

-Y lo haremos -afirmó Jack-. Juntos, podemos hacerlo.

Con renovada esperanza y una determinación inquebrantable, los cinco sobrevivientes se prepararon para su siguiente movimiento, sabiendo que cada paso los acercaba más a la libertad o a su destrucción.

Sobrevivír.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora