─ Hijos vamos comer.
Desde arriba, el diminuto cachorro escuchaba esas voces. Esas voces que creía conocer, pero no tenían una conexión con su omega.
Sigilosamente, el cachorro se acercó a la orilla de sus escaleras. Todos los demás omegas, que en palabras del alfa, eran sus hermanos, estaban al rededor de la mesa, en los extremos los padres. Aunque algo le quisiera guiar abajo, sabía que no debía ir. Unas cuantas veces lo había intentando y unos cuantos golpes fallidos, gruñidos o sustos era lo que recibía.
Toda esa comida la hacía llegar el alfa para él... y para ellos, pero siempre tomaban la mayor parte.
Gateó a su cama y se acomodó ahí, suavemente su forma de lobo llegó. Se veía aún más pequeño que en su forma de humano, pero se sentía mejor así, no pensaba tanto así. Hasta dejar de escuchar las voces, eso era señal de poder bajar para tomar su comida.
Así lo hizo, encontrando la mesa llena de platos sucios, trozos de lo que comieron y fruta mordida. Con cuidado empezó a tomar fruta que no habían comido. Un racimo de uvas, dos mangos y algo de un tono anaranjado casi rosa. Teniendo eso en sus manos, la omega entró.
─ Vete a tu lugar, mis hijos van a estar aquí. ─ Le dijo con un tono que lastimaba su corazón.
El niño bajó su mirada, caminando de prisa para irse sin ser visto por los que eran sus hermanos. No le angustiaba comer solo fruta, le gustaba, lo único que estaba en su mente era el comer solo temprano. Por la tarde, el alfa siempre llegaba con comida que tenía el sabor del hogar que no tenía aquí, tenía el sabor de poder comer acompañado.
Sentado en su cama, miraba a los omegas pasar. Algunos se veían jóvenes, escuchaba sus risas o los veía platicar, él quería ser así, quería poder salir sin temer lo que pensarán de él. Había notado que lo miraban extraño, con una energía que no entendía pero podía sentir que no era agradable. ¿Era realmente incómodo verlo?
Quizás era porque solo salía a hacer sus necesidades en su forma de lobo. ¿Quizá eso era lo qué les incomodaba de él? Algún día quería poder explorar este lindo lugar en el que vivía.
Cuando dormía, se sentía feliz, estaba en el lugar más cómodo y seguro. Cuando dormía, podía hablar, podía expresar su agradecimiento hacia ese alfa. Quería que no fuera solo en sus sueños, quería que ya no fuera solo con esas palabras raras.
Sin darse cuenta del tiempo se quedó dormido hasta sentir ese aroma, esa mano que acomodaba su cabello. Inmediatamente se sentó.
─ Soy yo cachorro.
─ Jagrry. ─ Casi en un susurro que no era planeado, dijo su nombre y lo abrazó.
Harry sonrió y lo abrazó. ─ ¿Cómo te sientes hoy, cachorro?
─ Mjm.
─ Eso me alegra, cachorro. ─ Asintió. Ese mjm, era mil y una respuesta buena, para el cachorro.
─ Quiero llevarte a otro lugar. Es un campo de fresas. Podrás traer las que quieras para ti. ¿Qué dices?
─ Mjm.
─ Vamos. Tomó su mano y le ayudó a levantarse. Ahora podía bajar y subir las escaleras sin tanto problema.
Al salir, Jesfe estaba afuera del carruaje.
─ Esde. ─ Saludó suavemente con su mano.
─ Hola cachorro. Te ves muy bien, ¿has estado usando la crema qué te regalé?
El niño asintió con un pequeño sonido, casi una risa.
─ Vamos.
─ Hay que subir con cuidado cachorro. ─ Tomó su espalda y lo subió al carruaje, después subió él y al final Jesfe cerrando la puerta.
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Tu'ub ~𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒~ 𝐿𝒮
Romance𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚎𝚜 𝚞𝚗 𝚓𝚘𝚟𝚎𝚗 𝚏𝚞𝚝𝚞𝚛𝚘 𝚛𝚎𝚢 𝚍𝚎𝚕 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝙷𝚊𝚍, 𝚎𝚕 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚖á𝚜 𝚙𝚘𝚍𝚎𝚛𝚘𝚜𝚘 𝚍𝚎 𝚝𝚘𝚍𝚘𝚜. 𝙴𝚕 𝙲𝚕𝚊𝚗 𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜 𝚋𝚎𝚗𝚍𝚎𝚌𝚒𝚍𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚍𝚘𝚗𝚎𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚎𝚜. 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 𝚝𝚘𝚖ó 𝚞𝚗𝚊 𝚍𝚎...