☆ᏉᎥᏋᏁᏖᎧ☆

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─ ¿Te gusta el sol? Te ves contento cuando salimos al sol.

El niño, acostado en el pasto, levantó su rostro para mirarlo. Parecía una pequeña lagartija tomando el sol, girando su cuerpo cada cierto tiempo.

─ ¿Recuerdas cuando empezaste a caminar? ─ Lo miró con cariño. ─ Eres muy inteligente y valioso. Cada día lo serás más, no importa que llegues a escuchar mientras yo no estoy.

─ Buenos días, Majestad.

Miró al frente haciendo un pequeño movimiento con su cabeza hacia las omegas que pasaron delante con sus canastas. ─ Buen día.

Habían casas al frente, la naturaleza estaba entre ellos y el bosque a sus lados. Ellos como alfas habían conseguido tener el pueblo de omegas más grande y con mayores comodidades que en otros reinos.

─ ¿Te gustaría ir a otro lugar?

Nuevamente sus pequeños ojos grises lo miraron.

─ Hay un pequeño río un poco lejos de aquí. Tal vez te gustaría estar fuera de esto. ─ Suspiró. ─ A veces quieres alejarte de lo que conoces.

El niño se sentó, sus pequeñas manos se pusieron sobre sus rodillas, quizás pensando en algo.

─ ¿Qué opinas?  Puedes estar en un lugar más tranquilo, donde puedas... ser lo que quieras.

Podía ver muchas cosas en su pequeña expresión que se perdía cada segundo. Se sentía feliz al menos con cada cambio que tenía en su rostro. La primera vez que conoció su forma humana, era notable la escasez de vida que tenía ese diminuto rostro, el miedo que mantenían sus ojos y lo triste de sus labios.

Pero ahora, su rostro tenía un tono y un suave rubor natural, lleno de salud y, por fin, de esa vida que tanto necesitaba. Sus ojos empezaban a tener un brillo y una expresión alegre.

─ ¿Te gustaría ir entonces? ─ Acercó su mano. ─ Si quieres ir, solo toma mi mano, cachorro.

Con unos movimientos distraídos de sus ojos, mirando los ruidos que los omegas creaban al rededor, su cuerpo se inclinó para después mirarlo. Puso su delgada mano sobre la del alfa, era el único contacto con otra piel que había sentido, ¿por qué no aceptar? Algo en sus pensamientos le hacían saber que podía ir con el sin miedo.

─ Vamos entonces. ─ Harry se puso de pie. Sin soltar su mano, lo ayudó a ponerse de pie. ─ No hay que apresurarse, puedes ver todo lo que quieras en el camino.

Al verlos dar unos pasos, Jesfe corrió para alcanzarlos. Siempre se quedaba unos metros lejos, para no asustar o incomodar al cachorro. Apresurado y atento, preguntó. ─ Majestad, ¿necesita algo? No necesita ir usted, dígame que hace falta y de inmediato yo iré.

─ No hace falta nada, Jesfe, gracias. Quiero llevarlo al río, creo que le hará bien ver cosas nuevas.

─ ¿Puedo acompañarlos, Majestad? Sabe que necesito cuidarlo a usted y a su cachorro, con cada gota de mi sangre.

Harry asintió con una sonrisa. ─ Por supuesto Jesfe, puedes ir.

Jesfe asintió contento y orgulloso, cuidar a Harry era un verdadero honor.

Al empezar el camino, Harry y el niño iban delante, con pasos lentos y miradas perdidas apreciaban el bosque. Era la primera vez que dejaban los terrenos libres de grandes árboles, para salir al bosque, a pesar de salir del pueblo, seguían siendo terrenos del reino de Harry, así que, estaban totalmente seguros.

La manera en que el niño miraba todo, era una bendición por todos los días que había pensado el joven príncipe, que ese cachorro no lograría vivir más. Grandes malestares del cachorro le hicieron pesar que había tomado la decisión incorrecta. Pero todo esos esfuerzos eran agradecidos. Después de unos minutos, él ruido del río llegó a sus oídos.

─ No tengas miedo, es algo hermoso este lugar. ─ Harry lo tranquilizó al sentir su mano apretando la suya al escuchar el agua correr.

Unos pasos más fueron suficientes para estar delante de ese pequeño río maravilloso. Harry y el niño llegaron hasta la orilla, Jesfe se quedó unos metros atrás.

─ ¿Te gusta? Es muy lindo estar aquí. ─ Con cuidado le mostraba el río, un ruido nuevo podría asustarlo y no quería eso.

Con un poco de cautela, el niño se levantó sobre la punta de sus pies para ver el agua, desde un poco más de altura. Sus ojos se movían, casi tratando de guardar cada detalle de este lugar.

Harry sonrió y miró detrás. ─ ¿Jesfe, tienes los jabones del cachorro?

─ Sí Majestad. ─ Respondió fuerte mientras sus piernas daban grandes pasos.

Harry se puso de cuclillas. ─ ¿Quieres tomar tu ducha aquí? El agua está a una temperatura agradable. ─ Soltó su mano suavemente y las puso delante. ─ Toma esta mano si lo quieres. Si no lo quieres así, toma esta.

Sus ojos miraron una y después la otra, pensando y decidiendo. Recordaba lo que eran sus duchas. Desde que tenía memoria, este alfa era el único que le ayudaba en sus duchas.

Después de sus pensamientos, tomó la mano de Harry.

─ Bien. Entonces vamos, puedes ir tranquilo, no te voy a soltar. ─ Primero entró él al río. La tela de su ropa se ondeaba suavemente. ─ Ven.

Con cuidado lo tomó de sus costillas y lo puso de pie, en una parte donde no estaba tan hondo. Lo llevó bien sujeto de su mano hasta unas piedras para que pudiera sentarse. Se sentía orgulloso de poder ver una suave sonrisa en su rostro, mirando al rededor.

─ Aquí tiene, Majestad. ─ Jesfe le dio la pequeña canasta con los jabones que Harry había pedido hacer para el niño.

─ Gracias.

Con sus ojos distraídos, sintió su ropa subir. Harry había pedido hacer unas prendas como las que usaban los encargados en el humo ceremonial. Eran camisas de seda, ropa interior pantalones holgados.

Jesfe tomó la ropa mojada, él se encargaba de lavarla y ponerla a secar.

─ ¿Te gusta el agua? ─ Le preguntó tomando agua entre sus manos para dejarla caer suavemente sobre su cabello. Él estaba sentado en una piedra y el niño delante, el agua cubría hasta la mitad de su pequeño torso.

─ Todo esto lo hicieron especialmente para ti. ─ Le sonrió. ─ Siempre lo hacen especial, pero ahora tiene nuevos ingredientes. Además, traje uno de mis aceites esenciales favoritos.

Entre una conversación en la que el niño escucha, siguieron su baño. Quería que tuviera una buena higiene. La primera vez que pensó en tener que ayudarle con sus duchas, fue difícil para él. Sentía ser un padre de solo doce años, pero haría todo lo necesario, y lo haría perfecto.

Tu'ub ~𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒~ 𝐿𝒮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora