☆ƈąŋɛƖą☆

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Louis despertó llenó de gozo, su corazón sentía latir diferente. Su cama nuevamente tenía el aroma fresco de Harry, y ahora, su propio aroma se unía en perfecta armonía. Ayer, todo parecía un sueño de los que tuvo en la ausencia de Harry, pero esta vez, todo fue real.

Su sonrisa no se borraba al cambiar de ropa, hoy sería el primer día nuevamente con él. Estando listo bajó, quería tomar unas pocas frutas para desayunar. Su familia, siempre dejaba un canasto con frutas para él, como si de una pequeña ardilla estuvieran a cargo.

Hoy su colita no estaba para mostrar la felicidad que le causaba ver dos de sus frutas favoritas, al tomar la segunda, la voz de su madre le hizo soltar ambas al asustarse, dejándolas caer en el suelo.

─ Niño, tengo que llevarte con nuestra curandera. ─ Le dijo con su voz seca.

Louis acarició su propio hombro inseguro. ─ ¿Eel... ppríncipe está... dde acuerdo?

─ Nos lo mando a decir la princesa, su esposa.

Bajando su mirada, preguntó bajito. ─ ¿Ppuedo decir qque... no?

─ Estás loco si piensas negarte a la orden de la futura reina. Empieza a caminar, no quiero que nos vean juntos.

Con su corazón acelerado con ese llanto que no quería liberar, empezó a caminar fuera de la casa. Harry no venía hasta las once de la mañana, a penas si eran las siete... no sabía que podía pasar en estas horas. Sin mirar más que el pasto y los pasos de su madre, siguió su camino hasta donde estaba la casa de la curandera, nunca había estado en ese lugar. En unos minutos, ya se encontraba en esa casa, pequeña y oscura, con hierbas que humeaban en una esquina.

─ Galilea, estamos aquí.

De una habitación salió una mujer mayor, pero fuerte aún. ─ Siéntate ahí niño. ─ Le señaló una silla sin mirarlo.

Con sus manitas frías tratando de crear calor, se sentó. Miró a su madre quedarse cerca de la puerta, mientras la omega ponía unas hierbas en una pequeña cacerola con agua hirviendo en el fuego.

─ Te revisaré. ─ Sin esperar más, la mujer empezó a recorrer con su mano el vientre de Louis.

Incómodo le preguntó. ─ ¿Qqué tiene que rrevisar?

─ Saber si eres un omega sano. Nuestro futuro rey lo ordenó.

Louis miraba el piso, eso no era lo mismo que había dicho su madre. Sus pequeños pensamientos se nublaron al sentir la punta de la mano de la mujer, haciendo demasiada fuerza en su vientre bajo. ─ Ppor favor, con mmás cuidado. Eestá haciendo mmucha presión.

─ Si no hay fuerza, no sirve. ─ Hizo unos movimientos más, esta vez con unos susurros. Se levantó al escuchar el agua hervir más, la puso en una taza dentro de una pequeña cubeta con agua fría, bajaría el calor y podría tomárselo todo rápido.

─ ¿Ya has tenido tu ciclo de calor?

─ Umh... sí.

─ Perfecto. ─ Murmuró la omega.

Con cuidado, Louis pasó su manita por su vientre bajo, sentía un dolor profundo en donde había hecho presión la mujer.

─ Creo que no tendrás que volver más, toma esto y podrías mejorar.

─ ¿Mmejorar? ─ Tomó la taza sin estar total concentrado.

Mientras acomodaba unas hierbas, le respondió.
─ Eres estéril, niño. Otros omegas son sanos para tener hijos, pero tú no.

─ ¿Qqué? ─ Preguntó teniendo un escalofrío por su espalda hasta su nuca.

─ Lo que escuchaste. Nuestro futuro rey tenía razón al mandarte conmigo, así no pierdes el tiempo tratando de tener hijos. Tu cuerpo no está hecho para tener hijos, morirás sin haber creado vida, tienes que pensar en eso. Recuerda eso, nunca podrás tener hijos, porque eres estéril.

Tu'ub ~𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒~ 𝐿𝒮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora