Capítulo 21: Identidad

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—¿Está bien dejarla ir?

—No estoy seguro —respondió llevando la mano al mentón—. Vino a nosotros porque necesitaba ayuda, pero no sé si vuelva a seguir a Blu.

Tulio retiraba lentamente la venda, extendiendo el ala de Hera con cuidado para ver como la herida en sus alas y algunas otras partes del cuerpo ya eran sólo un mero recuerdo de ese tenso momento. Ella podía volver a volar sin problemas.

Mientras tanto, una toalla cubría el cuerpo y cabeza de la hembra, una práctica común en la manipulación de depredadores silvestres para evitar que se estresaran o se pusieran agresivos, aunque en este caso mayormente porque Tulio no sabía el nivel de domesticación de ella.

Mientras la tela la mantenía en una parcial oscuridad, un pequeño pico se asomó, que le siguió toda la cabeza de Blu mientras se metía debajo de la toalla junto con ella.

—¿Todo bien?

Hera rió bajo agachándose para enganchar su pico con el de Blu y jalarlo hacia ella. Era lindo ver como siempre que la revisaban, curaban o tan siquiera tocaban, él preguntaba si se encontraba bien y cómoda, pese a saber que estaba acostumbrada a la manipulación humana.

—Estoy bien, Blu, esto no es desconocido para mí.

—Oh, sí, sí, lo sé, pero aún así —levantó la mirada ya que los pechos de ambos estaban pegados y la diferencia de altura se hacía notar. Hera no dudó en aprovechar el momento y se inclinó para besarlo de la nada provocando que Blu aleteara sorprendido—. L-Linda y Tulio están justo aquí.

—Lo siento, sabes que como depredador soy impulsiva —se excusó con una sonrisa cómplice y nada arrepentida.

La hembra sintió como regresaban su ala a su lugar y segundos después la toalla se deslizó descubriendo su cabeza junto con Blu en totalidad, era bueno que ninguno de los dos notara lo avergonzado que estaba por lo sucedido. Tulio la tenía sujeta con ambas manos, aunque en realidad no podía hacer mucho si ella decidía forcejear para liberarse.

—Lo mejor es dejarla ir y esperar a que vuelva —comentó—. De todos modos ya está marcada.

Ambas aves miraron en la misma dirección, la anilla de Hera estaba nuevamente en su pata. Para muchos sería algo incómodo un objeto ajeno en su cuerpo, pero para ella era una sensación nostálgica, incluso agradable, saber que estaba nuevamente ahí. Le gustaba.

Tulio con cuidado retiró la tela y la soltó apartándose para darle espacio.

—Que agradable es esto —estiró sus alas quitándose cualquier entumecimiento por los días que no se pudo mover con libertad—. Entonces, ¿Nos vamos? Creo que hay cosas que hacer, ¿No?

Miró a Blu y este asintió buscando con rapidez su cangurera para ponérsela e ir a lado de Hera.

—Blu —el macho se detuvo a la voz y volteó a ver a Linda, no dudó en ir con ella subiéndose a su brazo—. Rellene tu pastillero de mentas favoritas y tu crema para el sol, y, y...

—Cariño, va a estar bien —Tulio le colocó una mano en el hombro—. Sabes que vendrá otra vez.

—Lo sé, lo sé, pero no puedo evitar preocuparme —con la mano libre limpió debajo de su ojo—. Aún no sabemos por qué está aquí ni nada.

—No te preocupes, Linda —aseguró Blu—. Pronto ya no tendrán que buscar más.

Extendió su pata en puño hacia ella y Linda correspondió con su mano, haciendo su típico movimiento del que ambos estaban acostumbrados desde hace muchos años.

Blu volvió a la mesa y echándole un último vistazo a su humana emprendió el vuelo justo después de que Hera lo hiciera, perdiéndose muy pronto de la vista de ambos. 

Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora