Capítulo 22: No hay lugar como tu hogar

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—¿Estás nervioso?

La pregunta le hizo desbalancear su vuelo un momento antes de dirigirle la mirada, ni siquiera se dio cuenta que estaba volando casi en automático observando la nada.

—S-Sí, un poco...

No podía evitarlo y mucho menos negarlo. No sabía cómo iban a tomar la situación sus hijos (incluso Perla) y sobre todo cuál sería la decisión que tendrían al respecto. Como había dicho, no los juzgaría, pero iba a ser algo doloroso si se quedaban.

Hera voló sobre él y con su pico jaló las plumas de su cuello como si buscara quitárselas, pero claro que esto no lo hizo, sólo fue un gesto notando que estaba también algo tensó.

—Todo va a estar bien —le aseguró con una sonrisa—. Tu hijos te quieren, tomarán una buena decisión, y si se quedan, bueno... Ya eres bueno estando en el Amazonas para cada vez que vengas de visita, ¿No lo crees?

Blu inhaló y exhaló con fuerza antes de asentir y buscar una sonrisa en su propio pico.

—Tienes razón, gracias.

Ella se inclinó para posarse está vez a su lado a una distancia prudente.

—No agradezcas, viajar unos cuantos muchos kilómetros de vez en cuando no hacen daño —bromeó un poco antes de centrarse nuevamente en el recorrido.

Pese a que las palabras lo tranquilizaron un poco, tragó pesado cuando el santuario se alzó ante sus ojos e incluso ya podía ver a algunos guacamayos volar en sus quehaceres diarios.

Era claro que ninguno estaba aún acostumbrado a la presencia de Hera, por lo cual la nidada se alteró un poco cuando la vieron descender y entrar al lugar. Trataron de seguir con sus cosas aunque una parte de sus atenciones siempre estaban puestas en ella. Era mero instinto.

Apenas decendieron sobre la rama que daba camino al nido, dos cabezas emplumadas se asomaron para recibirlos.

—¡Papá! —ambas niñas se aproximaron para rodear con sus alas a su padre—. Te extrañamos.

No era raro, jamás estuvieron tantos días lejos de Blu sin ver o saber algo de él. Besó sus frentes, de igual modo recibiéndolas entre sus alas.

—¿Dónde estuviste?

—Estudios dicen que no es saludable estar en mucho estrés constante.

—No se preocupen —las miró unos segundos—. Me falta uno, ¿Dónde está su herma-

Antes de terminar, por inercia se hizo a un lado y Tiago pasó a su lado rápido, el pequeño no esperó ser esquivado así que acabó rodando al interior del nido y chocando con una de sus paredes.

—¡Tiago! —Blu se apresuró a ver si su hijo estaba bien—. ¡¿Te encuentras bien?!

—¡Wow, nunca te había visto esquivar así! —se levantó inmediatamente para apresurarse a salir del nido—. ¡Hazlo otra vez!

Blu suspiró con cierto alivio y alegría. Amaba ver a sus hijos tan enérgicos y felices.

—Puedo enseñarte a esquivar así —la gran hembra captó la atención del pequeño—. Y muchas otras cosas geniales. Nadie va a ganarte en juegos como "las atrapadas"

—¡¿En serio?! —Tiago se emocionó aún más—. ¡Quiero aprenderlo todo!

—Hera...

—Obviamente no voy a darle el mismo entrenamiento que a ti, Blu —comentó divertida—. Al menos no hasta que tenga el mismo tamaño que tú.

Mientras Tiago revoloteaba alrededor de Hera queriendo aprender todo lo que le decía, Perla había llegado al ver que Blu estaba con los niños. No estaba en lo absoluto feliz y ni siquiera quería dirigirle la mirada a su ahora ex pareja, pero sonrió como siempre para no preocupar a sus hijos.

Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora