Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]

Capítulo 08: La calma antes de la tormenta

—Hera, por favor escuchame —parecía que estaba forcejeando más ahora que cuando se conocieron—. No puedes llegar así a la tribu, ¡Vas a asustar a todos!

—Asustarse será la menor de sus preocupaciones.

—¡Hera!

Estaba planeando sobre los árboles para que nada le estorbara para poder llegar más rápido, pero Blu no dejaba de moverse como un pez recién capturado aún luchando por su vida.

La hembra suspiró antes de bajar la velocidad y altura para detenerse justamente en los límites de territorios, con cuidado lo soltó sobre las ramas donde se detuvo un momento para verlo. Se le notaba enojada, aunque no con él y sólo se detuvo porque no quería que se lastimara más al forcejear.

—Sólo vamos a ir a explicar la situación para que todo se resuelva, ¿Sí?

—Eso pudo haber pasado desde un inicio sin necesidad de que te hicieran eso.

Lo miró, definitivamente no quería nada más "explicar la situación" pero su mirada pequeña llena de conflicto y dolor no la dejaba seguir con su idea original.

—Hera, por favor, la tribu no tiene la culpa. Yo no expliqué nada antes y realmente le mentí a Perla de que iba a ver a Linda, la culpa es mi-

Inmediatamente, lo sujetó de cada lado de su rostro con las alas y le alzó la cabeza para que la viera directamente.

—Ni siquiera lo termines de decir, la culpa NO es tuya, Blu. Sí, se generó un malentendido, pero no tenían que desplumarte de este modo, y eso es inaceptable.

—Pero...

Ella lo soltó, soltando un suspiro que relajaba su propia postura. Dobló las piernas para bajar más de altura y quedar más cerca de Blu.

—Está bien, yo lo entiendo. Me exalté por un momento al verte así de malherido —le dedicó una sonrisa tranquilizadora—. Voy a ir calmada, ¿Vale?

Ahora quien suspiró fue él, bastante agradecido y aliviado al ya no apreciar esa mirada peligrosa y amenazante en ella. Blu sabía más que bien en que intensiones estaba yendo a la nidada.

—Gracias.

Por fin después de todo ese tiempo desde que inició todo el lío Blu mostró una sonrisa de regreso. Ella presionó su pico en la parte superior de la cabeza del macho antes de permitirle ahora sí guiar el camino con calma a lo que Blu inició el vuelo y detrás de él lo siguió.

.

—Descansa un poco, todo esto te puede hacer daño.

La tía de Perla la abanicaba con su ala mientras ella se frotaba el pico aún confundida y afectada por la situación.

—No debí de haberlo rechazado así.

—Fue lo mejor —aseguró Eduardo—. Desde el primer momento no confíe en él, y mira el resultado, tenía razón.

—Papá, no lo conoces, él no sería capaz de hacer eso... —admitió con la cabeza fría dándose cuenta del error—. Estaba diciendo la verdad.

—No deberías de tenerle tanta fe a una mascota, Perla, nunca. Por eso envié a Roberto a que lo siguiera.

—Pero Blu-

En ese momento se escuchó un alboroto que les hizo girar la cabeza y vieron a varios de la tribu volando a toda velocidad en diferentes direcciones, el pánico inició en un instante.

—¿Qué está sucediendo?

Eduardo reaccionó a punto de volar cuando Roberto apareció no muy a lo lejos, en el mismo estado exaltado que los demás.