Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]

Capítulo 16: Lo hecho, hecho esta

Estiró a la vez sus alas y patas mientras bostezaba y parpadeó un poco para acostumbrarse a la luz ahora que acababa de despertar. Miró un poco a su alrededor, el nido donde había estado con su familia desde que llegaron a la tribu, entonces fue consiente de las presencias a su alrededor.

Blu mostró una cálida sonrisa cuando al bajar la mirada notó a sus tres hijos dormidos a cada lado de él, estando envuelto con sus pequeñas alas mientras seguían en un profundo sueño. No era temprano, pero ellos decidieron quedarse con él hasta que despertara, y además, había sido una noche de insomnio considerando lo que sucedió el día anterior.

Con cuidado apartó sus alas para levantarse aunque esto provocó que los niños despertarán a la vez, e igual que él, se estiraran.

—No quisieron apartarse de tí ni para desayunar —Perla entró al nido aunque su expresión mostraba preocupación—. Todo a sido muy movido desde temprano.

—Tienen que comer, niños.

—¿Tú no? —los tres lo miraron espectante.

—Claro que sí, pero ustedes pueden adelantarse, yo tengo que hablar con su madre —los animó a ir a comer—. No vuelen por el centro —agregó, antes de verlos partir.

Con tantas aves alrededor y todo vigilando atentos no tenían preocupaciones de que salieran, de todos modos el santuario seguía siendo seguro, el único depredador que se atrevería a entrar sería Hera y nunca con intensiones de cazar.

Apenas estuvieron solos tanto la incomodidad como la tensión volvieron a arremolinarse alrededor de ambos. Se quedaron dentro del nido para evitar que está vez la conversación saliera fuera de los muros del árbol.

—Originalmente había venido a hablar contigo, Perla.

Blu fue el primer en atreverse a romper el silencio que los hostigaba.

—Sí, yo también. Salí a buscarte antes y fue cuando nos encontrábamos mientras te perseguía —se paró justo a lado de él, cada uno viendo hacia una dirección diferente—. Se que hemos tenido muchos roces últimamente y que, bueno, sé que no debí de haberte dicho esas cosas antes, pero no quiero que nos distanciemos, Blu, no está bien para nosotros, ni para los niños... Para nuestra familia.

El macho hizo una mueca y cerró los ojos por un momento como si lo que había decidido con tanta seguridad se viera desplomado por sus palabras. Sí, él tampoco quería hacerle daño a su familia, pero ya no podía con la situación, con lo que pasó.

Perla podía lamentarse de palabras y acciones, pero lo hecho, hecho esta. Blu ya no sentía amarla como lo hizo desde el primer momento que la vio.

—Estos días lo estuve pensando mucho y ya tomé una desición —le costaba trabajo atreverse a decirlo, pero tuvo el valor de voltear a verla directamente a los ojos—. Tú y yo, ya...

—¿Ya? —repitió, confundida y preocupada—. ¿Qué pasa? Sabes que podemos hablarlo y resolverlo.

Blu negó, distanciándose de ella cuando trató de sostenerlo. Ya rechazaba cada uno de sus toques.

—Creo que lo mejor es que nos separemos.

Y finalmente lo dijo.

—¿Qué? —los ojos de Perla se abrieron con gran asombro, sin poder creer lo que salía del pico de su pareja—. ¿Estás bromeando? ¿Cómo que separarnos?

Parpadeó varias veces atónita.

—Ya no somos una pareja, Perla, después de todo lo que pasó, el como he sido apartado y despreciado incluso por tí... Ya no puedo verte como antes. Claro que todavía te quiero, pero no quiero que ese amor se vuelva odio si sigo obligándome a pensar que nuestra relación está bien y tratar de olvidar como pensaste de mi no una, sino dos veces.