Capítulo 20: El pasado te hace quien eres en el presente

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—¡Es un ejemplar magnífico! —Tulio estaba más que entusiasmado inspeccionando a Hera—. Es raro ver una así en lo salvaje, aunque me preguntó quién la habrá liberado.

—Es bueno verte tan emocionado, Tulio, pero ten cuidado, ¿Sí?

Linda estaba a una distancia más prudente, claro que estuvo conviviendo con muchas aves, pero no una de ese tamaño donde su pata era más grande que su mano.

—No te preocupes, cariño, es bastante dócil, parece ser de cautiverio desde el cascarón para dejarse manejar tan tranquilamente.

Blu ladeó la cabeza algo curioso por esas palabras antes de quitarse del hombro de Linda.

—Blu, ¡Espera!

Era obvio que se sentía nerviosa a qué él estuviera cerca de un depredador, pero era más sorprendente la situación del nulo miedo y reacción instintiva por parte de ambos.

—¿Estás cómoda?

El macho acabó posándose sobre el hombro de Tulio para poder ver como este terminaba de ajustar la venda en el ala de Hera.

—Tu humano es bastante... Hiperactivo —comentó algo divertida—. Casi parece de tu especie, pero está bien, no es incómodo ni nada.

Cuando terminó, Blu avanzó por su brazo hasta bajar y pasarse en la mesa donde estaba ella, quedando de frente. Hera agachó la cabeza peinándole las plumas.

—Mira esto, Linda.

Tulio le extendió la mano para que se acercara a ver la interacción entre ambas aves.

—Owww, mi Blu es tan bueno haciendo amigos.

—Es la primera vez que veo este tipo de relación entre un ave y un depredador natural —aseguró asombrado—. Tenemos que documentar esto, incluso sería maravilloso si podemos llevarlos a Rio para verlos de cerca.

—Parece ser que de una forma u otra acabaré en Rio.

Tulio volvió a acercarse y, aunque corto lamentablemente el momento, tuvo que cerrar la pequeña área de confinamiento improvisado en la que metieron a Hera para que no tratara de escapar estando herida, aunque eso no iba a suceder ambos humanos no sabían.

—Es una suerte que con lo que tenemos aquí pueda curarse, las heridas son pequeñas y en un par de días estará como nueva.

Está vez Linda se acercó acariciando la cabeza de Blu hasta el inicio de la base de sus alas.

—Cuida a tu amiga, Blu —dijo antes de que ambos los dejaran solos.

Los ojos del guacamayo regresaron a la hembra y luego detallaron la jaula en la que estaba metida, no era pequeña, pero si incómoda para cualquier ave no acostumbrada.

—Hera-

—Tienes preguntas, ¿No? —parecía que leyó su mente—. Ese anilla, mi calma con los humanos... Incluso mi escaso tiempo por aquí.

—Bueno, sí —Blu se frotó la nuca con el ala—. Pero no tienes que contarme nada si no quieres.

Hera suspiró con calma, casi aliviada de su enorme compresión y le dedicó una sonrisa amable.

—No tengo porque ocultarte algo como eso, no es que haya sido algo malo en mi vida —aseguró antes de acomodarse bien en la manta bajo sus patas—. Yo... Tenía un humano, su nombre era Miguel. Nunca supe en dónde me encontró, él sólo mencionaba que había sido un regalo del cielo, ya sabes, esas cosas que dicen, y por eso mismo como el "regalo de los dioses que fui" me puso el nombre de una diosa ya que tenía un gusto por la mitología.

Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora