Capítulo 11: La única opción

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—¿Y tienes algún equipaje o algo así?

Blu golpeaba el costado de su propio pico con el bolígrafo que tenía en su pata mientras miraba la hoja donde estaba repasando la situación de la mudanza de Hera a Rio. Aunque no había mucho que pensar considerando que Tulio se encargaría de ponerle un nido adecuado en la mejor zona posible.

—Una sóla cosa —indicó y con su pata hizo más o menos el tamaño del objeto, que no era más grande que su pata—. Esta en mi nido y es algo que por nada en el mundo puedo dejar.

—Oh, entonces no hay ningún problema —Blu tachó algunas notas que hizo antes de guardar el bolígrafo en la cangurera—. Podríamos irnos apenas estemos listos para volver, ¿Estás bien con eso?

—Claro.

A Blu le sorprendía demasiado la facilidad con la que dijo que se iría con ellos hasta Rio. Llevaban conociéndose aproximadamente dos meses y era capaz de tomar esas decisiones... Por él.

Linda también hizo algo parecido, pasar de Minnesota hasta Rio por el bienestar no sólo de él sino de su especie, pero la diferencia es que con ella se conocían desde que ambos eran pequeños y han pasado casi toda la vida juntos.

Hera por otro lado parecía encariñarse rápidamente, lo cual era curioso.

El guacamayo le había contado ya gran parte de su historia, pero ella no le ha dicho nada de la suya. Existía una gran tentación de preguntarle.

—Hablaré otra vez con Perla antes de irnos para llevar a Linda y a Tulio al santuario. Sabe que sólo los van a proteger.

—Tus humanos son muy buenos.

—Sí, lo son —sonrió—. Soy afortunado de conocerlos, gracias a ellos tengo lo que tengo ahora así que voy a ayudarlos, para eso vinimos aquí.

Se había animado más apenas tuvieron la plática del día anterior. Rafael en cierto modo tenía razón, si se calmaban las aguas, podían hablar y reconciliarse verdaderamente y eso sería posible si regresaban a casa donde las cosas volverían a la normalidad para volver a encontrar un punto de partida.

Y además, su nueva compañía estaría ahí también. Todo sonaba perfecto.

Así que no dudó en ir a buscar a su pareja al santuario donde estaba seguro que se encontraría en esos momentos. Cuando llegó planeó un momento buscándola con la mirada hasta que notó su figura mientras platicaba con algunas otras guacamayas.

—¡Perla! —la llamó y ella volteó, se mostraba incluso un poco sorprendida porque la buscara con tanto ánimo—. ¿Podemos hablar? —preguntó apenas aterrizó.

Perla se despidió de las otras guacamayas quienes se marcharon para darles espació, y le dio total atención al macho.

—¿Qué sucede? Es bueno verte animado.

Le dedicó una ligera sonrisa que rápidamente se perdió cuando sus ojos enfocaron detrás de Blu. A metros de distancia, del otro lado del lago del santuario, Hera acababa de posarse en la rama alta.

Ya fuera lejos o cerca, el águila siempre los vigilaba con atención. Era difícil que Perla no lo notará cuando deliberadamente la hembra clavaba sus ojos en ella como una mira de francotirador esperando paciente a jalar el gatillo, haciendole notar su presencia a propósito.

Nunca se debía de olvidar que era un depredador con una aterradora paciencia.

Su atención volvió a Blu cuando este carraspeó un poco, listo mentalmente. Tenía tres temas que hablar con ella, así que sería un poco difícil algunas cosas.

Freedom (Blu) ||Rio2|| [8]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora