-𝐸𝑙 𝑃𝑟𝑒𝑐𝑖𝑜𝑠𝑜 𝑅𝑒𝑦-

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Aquella mañana tranquila en la que el precioso monarca se encontraba dormido después de una noche agotadora y ocupada; el angel más precioso del infierno y el cielo se acababa de despertar, miro a su lado y se dio cuenta que el pecador que ayer había cumplido sus más bajos instintos y lujuriosas fantasías se había retirado. Dejándole nuevamente solo.

Asimismo al mirar hacia enfrenté, se dio cuenta de que en su escritorio había una bandeja de plata que parecía tener el desayuno para el agotado rey, este adornado con un bella rosa roja.

El monarca se levanto con sigilo de la cama para después caminar con delicadeza hacia el escritorio, miro el desayuno que parecía haber sido preparado con esmero y al lado de la bella rosa una pequeña nota.

Lucifer tomó con delicadeza la nota entre sus delicados dedos, luego con cuidado leyó la nota y de inmediato reconoció la letra del remitente.

"Mi rey... Espero que este desayuno le ayude a recuperar sus fuerzas; y lamento haber tenido que irme sin despedirme.... Si necesita algo más no dude en llamarme.

Alastor-"

El pequeño rey se quedó pensativo durante unos segundos y al sentir la felicidad de... "Importarle a alguien" no pudo hacer más que sonreír y tomar el desayuno felizmente. Al estar disfrutando del desayuno que había sido personalmente preparado por el demonio radio, y asimismo estar disfrutando de este, la sonrisa que adornaba el bello rostro se fue desvaneciendo lentamente, recordando con temor lo que había pasado en su encuentro con el Overlord.

--Me anudó...--

En ese momento el monarca sentía como la ansiedad se apoderaba de su cuerpo, pues el que un alfa dominante lo anudará era motivo de preocupación pues las probabilidades de no salir embarazado eran del 1%

Por si fuera poco las náuseas en el monarca se hicieron presentes, por lo que, corriendo al baño con una de sus manos en la boca llegó al inodoro, vomitando continuamente ante la idea de quedar embarazado por un pecador. Cuando el vómito se detuvo el monarca corrió a enjuagarse la boca con agua, al mismo tiempo se mojó la cara en busca de calmar sus crecientes nervios.

--No... No puedo estar embarazado...--

Mucito con miedo y enojo el monarca. Al no ver alternativa alguna sabia que debía hablar con Alastor... Pero la sola idea de su reacción al posible embarazo le aterraba totalmente, no sabía si se lo tomaría bien o mal, además sabía que estas definitivamente, no eran buenas noticias.

Regresó exhausto a la habitación, donde camino lentamente hacia la cama, en silencio este se volvió a recostar sobre la mullida cama, con ese sentimiento abrumador que recorría todo su cuerpo se cobijo con las sábanas de la cama y sin más, se hizo bolita mientras cerraba los ojos.

--Por que.... ¿Por que siempre tienes que desaparecer después de nuestros encuentros...?--

Murmuro en voz baja mientras las lágrimas comenzaban a recorrer sus preciosas mejillas, cerró los ojos y lloro amargamente en silencio mientras se encogía y buscaba consuelo en si mismo.

Por otro lado, detrás de la puerta, fuera de la habitación, un pecador se encontraba al tanto de la situación, y renegando con fastidio se dirigió al otro lado del hotel buscando a Alastor.

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