-𝐿𝑜𝑠 𝐷𝑖𝑎𝑠 𝑠𝑖𝑛 𝐴𝑙𝑎𝑠𝑡𝑜𝑟-

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Aquel día tan diferente y peculiar, crei que sería como todos los inviernos, apagado y solo... Pero no fue así. Tenía la mejor compañia que pude haber pedido desde que Lilith se fue, tenía a Alastor de mi lado, llegó con ese aroma tan particularmente masculino que de algún modo sabia que había caído rendido ante sus encantos. Cuando me dio aquel precioso anillo, disiendome con sus acciones y su mirada que no se rendiría hasta enamorarme, me di cuenta que no tenía que intentarlo más... Porque ya lo amaba.

Más fuerte que el amor que alguna vez le tuve a Lilith, más fuerte que todo lo que alguna vez amé, más fuerte que todo....

¿Por que me fui?

Al darme cuenta de que amaba a Alastor, probablemente más fuerte de lo que el me amaba en ese momento, decidí que debía cortar el problema de no poder aceptarlo; desde la raíz. Sin darle explicación alguna tome mi abrigo y sali de la habitación, dejándolo solo... Algo que dentro de mi, me dolió hacer.

Salí a toda prisa en busca de mi princesa, cuando la encontré... Solo pude darle una explicación muy vaga y aún así ella lo entendió perfectamente, me dio un fuerte abrazo y se despidió de mi hasta que volviera, con la promesa de que no le diría nada a Alastor o este se enojaría y preocuparía por lo que estaba a punto de hacer.

Finalmente luego de varias horas recolectando las cosas que necesitaba y haciendo algunas llamadas, el cielo me dio la información que necesitaba y permiso para subir allá arriba. Algo precipitado, lo se, pero si quería estar con ese loco y elegante demonio radio, lo tenía que hacer.

Finalmente, luego de llamar a una persona en específico y decirle que sabía donde estaba y que necesitaba verla... Accedió a verme en la corte de los Ángeles y Serafínes.

Y luego de esperar varias horas, ella llegó. Con esa sonrisa que ahora aborrecía y luciendo diferente, como si nunca hubiera estado en el infierno y se hubiera olvidado de lo que alguna vez vivimos juntos. ─ Luci! Que bueno verte cariño...─ dijo mientras se acercaba hacia mi con los brazos abiertos, como si fuera a lanzarme a ella con amor y devoción, como si hubiera olvidado todo lo que me hizo. ─ Déjate de juegos... No estoy aquí para perdonarte y pedirte que regreses.─ dije de manera firme mirándola a los ojos. ─ Vamos Lu... No te enojes conmigo, tenia que hacerlo.─

Finalmente ella se acercó a mi y se sentó a mi lado, mirándome como si aún fuera su perra, como si la fuera a perdonar como siempre lo hacia cuando la encontraba teniendo sexo con otros omegas en nuestra propia cama. Era una maldita hipócrita y estaba harta de ella. ─ ¿Sabes Lilith? Me alegra que te fueras de mi vida.─ el semblante de ella en ese momento paso a uno de enfado e irritación, luego me miro mientras su seño se fruncia con enojo. ─ Si tanto te alegra, dime que mierda haces aquí.─ Dijo mientras se cruzaba de brazos.

─ Vine por que quiero ofrecerte un trato a cambio de que liberes a alguien.─ mencione mientras la miraba con firmeza. ─ Lucifer, nunca cambias... ¿Quien es y que ofreces? ─
Al escuchar sus palabras respire profundo, y luego de unos segundos respondí. ─ Se llama Alastor, el demonio radio.─ en ese momento me sorprendí y comencé a sentir cierto nerviosismo, al ver que ella se quedó en silencio y luego soltó una carcajada, como si se burlara de mi en ese momento y la ansiedad que nunca había sentido con Alastor, la estaba sintiendo con Lilith.

─ Oh Luci... ¿De verdad crees que el te ama? ¿Crees que alguien más te va a poder dar el amor y la atención que yo te daba?─ dijo mientras se burlaba en mi cara.

Carajo, estaba harto de esa maldita perra alfa.

─ Claro que me ama, y yo a el. En cambio, tu nunca lo hiciste, me manipulabas emocionalmente, haciéndome creer que no era merecedor de nada más que de tu narcisismo y egoísmo al que llamabas "amor"─ dije con enojo para luego agregar; ─ Haciéndome observar como te cogías a otros omegas en nuestra propia cama. ¿A eso le llamas atención y amor?─ en ese momento la cara de Lilith paso a una de disgusto y enojo, luego se quedó callada unos segundos y finalmente respondió.

¿Tenemos un trato? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora