𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈. 𝐋𝐀 𝐓𝐄𝐑𝐂𝐄𝐑𝐀 𝐏𝐑𝐔𝐄𝐁𝐀...

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𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘦𝘯 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢.















Al empezar junio, la emoción y nerviosismo volvieron al castillo. Todos esperábamos con impaciencia la tercera prueba, que tendría lugar una semana antes de fin de curso y, para ser honesta, también me sentía nerviosa e impaciente porque llegará. Y supe que tenía todas las razones para estarlo, dado que había notado a Cedric algo preocupado cada vez que me miraba, y también notaba cómo él trataba de decirme algo, pero nunca lo soltaba, lo cual era inquietante de ver.

Por otro lado, en algunas ocasiones me sentía bien, estable y tranquila gracias a las dosis de pociones que me proporcionaba la señorita Pomfrey, pero la mayoría del tiempo mi magia era mucho más fuerte y no me daba tregua. Eso hacía que por momentos estuviera mucho más sensible de lo normal.

—Joder… —musité frustrada debido a que había quebrado nuevamente mi pluma. Era la quinta que quebraba en tan solo dos horas y ya comenzaba a irritarme.

Hice el ademán de lanzar con brusquedad la pluma rota en la mesa, pero cierto chico de ojos de un color tan reluciente como las esmeraldas, me detuvo en el proceso.

—Ey, bonita… respira un poco —dijo Harry, formando una sonrisa que casi lograba derretirme.

—Es la quinta vez que rompo la bendita pluma, Harry, y necesito terminar estos resúmenes para comenzar a estudiar para los exámenes —a decir verdad, ya estaba bastante frustrada.

—Lo sé, pecas, y aun así seguiré reparando la pluma las veces que sean necesarias —respondió mientras me agarraba la barbilla y me acercaba a él. Pero antes de que sus labios tocaran los míos, sacó su varita e inmediatamente reparó la pluma que había roto previamente.

—Eres un idiota… —dije, indignada, cuando el azabache se alejó de mí, mientras soltaba una risilla.

Harry no dijo nada, solo guiñó un ojo, tomó mi mano entre las suyas y le dio un pequeño beso. No pude evitar sonreír, ya que, además de Cedric, con Harry era una de las pocas personas que lograban hacerme sentir tranquila y, sobre todo, cómoda.

El 24 de junio llegó antes de que pudiera procesarlo. Yo, junto a los gemelos y Emily, estábamos preocupados y a la vez estresados por los exámenes, y no nos ayudaba mucho a que mis nervios se reflejaran a través de mi magia, muchas veces tuvimos que parar de estudiar debido a que mi presencia mágica se volvía tan pesada que ninguno de nosotros lograba soportarla por más de cinco minutos. Muchas veces llegué a sentirme culpable por no poder controlar mis emociones.

En general, junio fue un mes bastante pésimo para mí. Sin embargo, sí que fue reconfortante recibir el fuerte abrazo de mi madre cuando esta fue a visitar a Cedric junto con tío Ricky, tía Lizz, los señores Diggory y el resto de los familiares de los campeones.

𝗢'𝗕𝗿𝗶𝗲𝗻¹: 𝗘𝗹 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora