𝗢'𝗕𝗿𝗶𝗲𝗻¹: 𝗘𝗹 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼

𝐕𝐈. 𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄Ñ𝐎 𝐈𝐍𝐂𝐈𝐃𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐓𝐑𝐄𝐍.

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─¡Ellis!

─¡Solecito!

Cinco voces distintas se escucharon, Ellis no tuvo tiempo ni de voltear hacia los dueños de aquellas voces, pues había sido rodeada por varios pares de brazos, asfixiándola un poco.

─Joder, estrellita, nos diste un susto de muerte a tu madre, tu tía y a mí ─masculló un hombre de cabellos dorados y una barba no tan poblada.

Rick Scamander, un apuesto hombre de treinta y cinco años, con cabellos dorados como todo Scamander, ojos de un azul cielo y a su edad se encontraba en bastante forma. Tío de Ellis y hermano de Layla O’Brien. Es padre de Zack y Jack Scamander y como todo hijo de Newt Scamander, también le encantaban los animales mágicos, siendo este magizologo como su padre y teniendo casi que la misma fama que él.

—¡Oye!, ¿qué hay de nosotros? —hablo Zack sin despegarse de Ellis, recibiendo varios manotazos de Emily, ya que, esta también quería abrazar a su mejor amiga— No nos recibiste de esa manera.

—Por primera vez, estoy de acuerdo con mi clon —añadió Jack— ¡Nosotros somos sus hijos!

—Sí, son mis hijos, pero Ellis no me jode las bolas cada que puede como ustedes, par de demonios…

—¡RICK! ¡ESE VOCABULARIO!, ¡Por Merlín!… Ya no puedo estar rodeada de tantos hombres—La voz de una hermosa mujer reprendiendo a su marido hizo acto de presencia.

Alicia Scamander, de soltera Lupin. Una hermosa y amable mujer de piel bronceada y de ojos marrones claros, con cabellos castaño oscuro, casi semejando al negro y como su esposo no aparentaba la edad de treinta y cuatro años. Alicia es la madre de los gemelos y hermana de Remus Lupin. Trabaja en San Mungo junto con la madre de Ellis, pero como su esposo también le encantaban los animales mágicos.

Alicia miró fulminante a Rick mientras este sonreía con inocencia, se acercó a Ellis ahora con una sonrisa dulce en sus labios.

—Ellis cariño, tu madre no pudo venir porque le tocaba turno en San Mungo, así que nos mandó a tu tío y a mí a buscarte y llevarte a casa —detallo a Ellis buscando alguna herida en su rostro o cuerpo y al no ver nada, sonrió

Ellis asintió sin poder formular palabra alguna porque entre los gemelos y Emily la abrazaban tan fuerte que la asfixiaban un poco.

—¿Po… Podrían… Soltarme? —pregunto Ellis con dificultad.

—¡No! —exclamaron Emily y los gemelos a la vez.

—Sí… Bueno, ¿Quién desearía respirar bien…? —dijo Ellis con sarcasmo y al ver que la ignoraban, añadió en un tono bastante bajo—. Malditos…