𝗢'𝗕𝗿𝗶𝗲𝗻¹: 𝗘𝗹 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼

𝐗𝐗𝐈𝐕. 𝐕𝐈𝐊𝐓𝐎𝐑 𝐊𝐑𝐔𝐌.

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Ellis se despertó al día siguiente con un humor tan bueno que parecía haberse ganado la lotería. Aunque para una O’Brien, ganar la lotería no era nada, ya que su fortuna le permitía más de lo que algunos pudiesen soñar. La sonrisa de oreja a oreja que tenía Ellis dejaba mucho que decir y más cuando se la pasaba tarareando tan contenta las canciones muggles que escuchaba.

Lo que la mantenía así de contenta y de tan buen humor era lo bien que se la había pasado en su cita con Harry. Harry la había hecho sentir como una princesa en un cuento de hadas y recordar aquello la hacía suspirar muchas veces. Ambos la pasaron tan bien que no se dieron cuenta de las horas hasta que fueron las tres de la madrugada cuando Harry decidió que ya era momento de regresar a la castaña a su sala común, ya que si se quedaban más tiempo seguramente iban a ser descubiertos por algún profesor y un castigo era lo menos que quería para los dos.

En ese momento, Ellis se encontraba en la sala común dibujando en su libreta mientras tarareaba la canción «Here Comes The Sun» de The Beatles. La castaña estaba acompañada de Jack, que se encontraba acostado sobre el regazo de ella, usándola como almohada. Ambos estaban en el sofá más grande junto con Emily y Cedric, quienes estaban muy pegados entre sí, ya que entre Ellis y Jack acaparaban casi todo el sofá. Y por último, Zack estaba en un sofá individual comiéndose unas galletas de chocolate que minutos antes había ido a buscar en las cocinas.

Al principio, Ellis estaba sola en la sala común, pero luego llegaron Jack y Zack, y unos veinte minutos después, Cedric y Emily. Estos dos últimos se habían llevado toda la atención de los primos Scamander cuando ambos bajaron las escaleras de la habitación de los chicos. Ellis tuvo el impulso y la curiosidad de preguntar, pero luego lo pensó bien y prefirió no hacerlo por el bien de su escasa inocencia.

Emily observaba a Ellis con el ceño fruncido mientras la veía concentrada haciendo trazos en su libreta.

—¿No nos vas a contar cómo te fue en tu cita con San Potter? ¿Tan mala eres?

—¿Qué?

Ellis detuvo lo que estaba haciendo y miró a la pelinegra sin entender, ya que no la había escuchado bien.

—Cariño, se supone que entre mejores amigas nos contamos los secretos más sucios e inocentes —dijo Emily con una sonrisa traviesa, alzando y bajando sus cejas.

Ellis la miró detalladamente, su cabello estaba desordenado, pero sorprendentemente eso la hacía lucir más atractiva de lo habitual. Llevaba una camisa que no era suya, pues, le quedaba un poco grande, pero eso no evitó que Ellis no reconociera aquella camisa, sin mencionar que Emily llevaba los mismos pantalones que tenía ayer. Luego la castaña miró a Cedric y prefirió no entrar en detalles, así que volvió a ver a su amiga con una ceja arqueada.