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—Pequeña , pequeña

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—Pequeña , pequeña... —susurra tratando de apartarme, pero lo tomo de las mejillas con fuerza y se lo impido—Estamos en medio de la calle.

Me despego de sus labios y lo observo a los ojos con intensidad. Su boca rosada y carnosa están hinchada por las mordidas que le hice en ella , sus ojos azules ahora están dilatados lo que me hace pasar saliva. Una llama de fuego crepita en mis muslos...y lo estoy necesitando , demasiado.

—Stephen, —musito con la respiración entrecortada—yo...yo necesito —me detengo y pienso mejor las cosas. Carajos , esto no está bien—llegar a la universidad ahora.

Eleva una de sus perfectas cejas.

—Lo haría si dejarás de tocarme las mejillas para ponerme a conducir —dice burlón , a lo que yo lo suelto y me coloco en mi lugar— , pero ese beso me hizo una grata invitación a tu cama.

Siento como mi cara arde y también mi entrepierna.

—¡No! ¡Deja de decir esas cosas! —refuto mintiendo descaradamente.

Escucho su risa ronca y pone el auto en marcha. Se encoje de hombros restándole importancia. Pensé que esto de mi supuesta venganza no traería algo bueno , pero todo lo contrario , me ha traído un chico que se preocupa por mí y por mi bienestar. Es hora de darle una pequeña oportunidad.

—¿Por qué no me llevas a la cafetería? —inquiero volviendo mi vista a la suya que se mantiene fija en la carretera.

—Te dijimos que te daríamos el planeta entero , ya no necesitas trabajar , Chloe. Lo tienes todo con nosotros.

Admito que me quedo atónita , pero solo asiento con la cabeza. De repente , un huracán de preguntas se sienta en mi cabeza. Me giro completamente a él y le muestro una sonrisa cerrada. Me quedo embobada (literalmente) observando su perfil; que es prácticamente un dios vestido de diablo.

Los demonios también son lindos y cautivadores.

Sus manos , de hecho son muy grandes , sostienen el volante con tranquilidad , su pecho sube y baja lentamente y admito que la camisa se ajusta muy bien a su cuerpo musculado ya que a través de la licra , se puede observar los remarcados pectorales que lo protegen como dos escudos. Elevo mi mirada por su garganta , la nuez de Adán marcada se mantiene quieta , su mandíbula es igual , tenue pero visiblemente notoria; su nariz perfilada pálida , sin un rastro de imperfecciones , sus cejas negras pobladas un poco fruncidas por la concentración al conducir.

Es tan atractivo que casi suspiro.

Sus pestañas largas , su boca rosada carnosa le termina de completar el rostro de dios que tiene. Bajo mi mirada a sus brazos en lo que se mantienen con bíceps musculosos , su abdomen delgado , sus piernas gruesas y ... Dios , ya se me aceleró el corazón. Sus piernas son perfectas.

Su cabello es largo , negro y pulcramente peinado hacia atrás, la punta de sus hebras de esconden en la camisa y cierro mis manos en puño para retenerme y no tocarlo.

La Condena Blackburn ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora