(+18)
•••
Después de una relación fallida a causa de las humillaciones y burlas, Chloe viajará a una cuidad en dónde habitan monstruos vestidos de hombres millonarios, una universidad de élite donde abunda el dinero ,la fama, las noches de discotec...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una luz me despierta a media noche. Me acomodo plácidamente en mi almohada mientras la luz que pega contra mi rostro se intensifica. Gimo y abro los ojos adormilados.
Miro el reloj a mi derecha...tres y veinte de la madrugada. La luz es cada vez mas cegante por lo que atrapo mi móvil.
Pienso que es alguno de los chicos y bostezo perezosamente.
—¿Hola? —digo a el otro lado de la línea telefónica.
—¿Chloe? —la voz de Ramsés inunda mi audición y abro los ojos rápidamente colocándome en postura sobre la cama—Chloe , por Dios Santo, Becca...
Mi labio inferior tiembla.
—¿Dónde está Rebecca? —mascullo sosteniendo el móvil con fuerza.
—Ella,... estábamos bien y de repente...
Los ojos comienzan a picarme.
—¡¿Dónde está Rebecca?!
Escucho un zumbido al otro lado seguido de un suspiro.
—Ella,...ella intentó suicidarse.
Un balde de agua fría sentí sobre mi cuerpo. Un costal me derrumba por completo cuando la palabra "intentó suicidarse" merodea por mi cabeza.
Me levanto de la cama negando con la cabeza. Hace dos semanas me habló para decirme felizmente que se iba a Grecia con Ramsés a celebrar su compromiso.
¿Qué demonios pasó?
—Esta en UCI aquí en el hospital central...
—¿Qué carajos le hiciste? ¿La golpeaste? ¿Le fuiste infiel? —le grito sin mediar palabra con las lágrimas derramándose por mis mejillas.
Tiemblo. Becca, mi Becca , ella no...
—Yo...yo...
—Dime de una buena vez , bastardo. ¿Qué le hiciste? Juro que acabaré contigo.
El dolor quema mis venas profundamente y jadeo por la falta de aire.
—Ella...yo...
—¡Dime! ¡¿Qué hiciste para que ella terminara así?! —demando temblando de ira.
No espero su respuesta, lanzo el móvil y me coloco las pantuflas para salir del piso a pasos largos. Tomo el elevador y desciendo, trato de teclear el número de los chicos, pero ninguno contesta.
Sigo temblando. La ansiedad se apodera de mi sistema como un rayo. Hipo mientras limpio mis lágrimas y veo el número de Adham.
Sin vacilar, lo llamo.
Un pitido.
Dos pitidos.
No espero que responda luego de lo que le dije hace dos días y que después terminara insensiblemente con la vida de Rue.
