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Rebusco en el armario de Stephen la camiseta que me robó el día anterior luego de pasar la noche con él y con Adham

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Rebusco en el armario de Stephen la camiseta que me robó el día anterior luego de pasar la noche con él y con Adham. Suspiro cuando centenares de uniformes de policía me saludan y los hago aún lado. 

—¿Buscas algo, pequeña? 

Me sobresalto al escuchar su voz ronca contra mi cuello y giro sobre mis talones, enfurruñada. 

—Dame mi camiseta —ordeno tendiendo mi palma en su dirección. 

—¿Qué me das a cambio? 

Sus ojos azules bailan en una danza de malicia mientras cruza sus brazos musculosos y vomitados por tanto tatuaje al igual que su otro hermano. 

Quién no se ha presentado en las dos semanas desde que se tiró de aquel edificio y salió ileso. 

Después de haber tenido un trío con los chicos la noche en que Nolan entró, logré hablar con una Becca embarazada y tranquila. No habló mucho debo decir, de hecho solo asentía y miraba con terror a los hermanos que me acompañanan. 

Traté de ahorrarme las miradas de odio hacia Ramsés cuando llegó a la mansión, pero me resultó imposible cuando besó el vientre abultado de mi Becca. 

Quiero descubrir cuál fué el real motivo de Becca al intentar su muerte prematura al igual que la de mi sobrino. Pero, hay un de detalle: está muy callada. Algo inusual en Rebecca dado que nunca se callaba. 

Me tiene preocupada, tanto que todos los días voy a verla (no solo a ella, aclaro) para ver y revisar su estado una y otra vez. Solo come por fuerza al bebé que espera, pero hasta sus ojos que antiguamente estaban llenos de alegría, ahora estan apagados. 

Su cabello está descolorido porque no puede tocar tinte durante su embarazo. Es lamentable verla en ese estado y que su puto novio no ayude, me pone aún más furiosa. He intentado por todos los medios convencer a los chicos de que me digan algo por si su primo ha hablado, pero simplemente no hay nada. 

Alegan que no saben nada, pero los Blackburn ocultan sus mierdas como dos fortalezas del tamaño de una atmósfera. 

—Nada, cuándo me digas la verdad de Becca, hablaremos de premio —le digo imitando sus brazos. 

Rueda los ojos y suspira. 

—Es entre Ramsés y ella el asunto, pequeña. Además, es confidencial y privado. 

—Me importa un carajo —espeto con el ceño fruncido —Es mi hermana, tengo todo el derecho que quiera saber lo que hace. 

—Por algo no te ha dicho, Chloe. Quizá pueda contarlo mucho más adelante, cuándo esté preparada. 

Entrecierro los ojos y levanto la barbilla "enojada", pero de verdad es imposible enojarme con Stephen ya que me regala una mirada intensa que me moja en segundos. 

La Condena Blackburn ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora