Capítulo 5

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・ 。呪いの王 。・

Arcadas, demasiada saliva en su boca, Yuji no podía respirar.

—Abre más la boca, niño.

Una mano se enredó en su cabello y empujó su cabeza hasta que el glande tocó su campanilla, cerró los ojos y tuvo ganas de llorar. ¿Cómo había deseado llegar a esa situación? Nada de lo que estaba haciendo era lo correcto o lo que realmente quería.

Si tan solo no hubiera girado el pomo y entrado en la habitación, si tan solo no se hubiera metido en el maletero, ahora mismo podría estar tranquilo en su cama viendo una serie antes de irse a dormir. Pero no, nada de eso se podía evitar ya y nada de su vida volvería a ser lo mismo.

Su cuerpo reaccionaba sin quererlo al contacto con Sukuna, se dejaba llevar, se dejaba acariciar. Al principio él le había ordenado empezar con una felación y accedió pese a su inexperiencia, pese a su parentesco.

En esos momentos se arrepentía de sus más bajos instintos, de todos esos meses fantaseando con aquel hombre, con las situaciones incómodas en las que se veía envuelto con él, y ahora culminando en lo peor que pudo hacer con él. ¡Eran familia! Y si añadimos la diferencia de casi veinte años de edad entre los dos, no mejoraba mucho la cosa. Pero a esas alturas, la moralidad se había quedado apartada.

Yuji era virgen, aunque odiaba usar esa expresión, pero realmente no había tenido un encuentro sexual con nadie, y eso que muchas chicas de su clase se le habían insinuado más de una vez. Pero él no tenía ojos para ninguna de ellas y para nadie en general, su vida se había tornado en un pozo sin fondo donde solo Choso pudo sacarlo tras el accidente de sus padres y no tenía tiempo para nada más que centrarse en estudiar y seguir adelante.

Pese a no haber tenido sexo con otra persona, si conocía las prácticas. Nunca olvidaría la primera noche en su adolescencia donde tuvo una erección y buscó pornografía en el ordenador, nervioso porque su hermano entrase en medio de la faena. Lo más destacable de aquel momento es que buscó la categoría de hombres y desde entonces no cambió, se sentía más atraído por ese tipo de vídeos que los de mujeres, aunque sabía de sobra que también le gustaban. A veces estaba tan confuso y no entendía dónde encajar.

Años aguantando las bromas de los bullies del colegio sobre su sexualidad, los gritos de «maricón» por el pasillo, zancadillas, su mochila y ropa desapareciendo una y otra vez, tuvo suerte de juntarse con Megumi y que esas cosas empezasen a darle igual. El mundo es un lugar horrible cuando te das cuenta de lo diferente que eres al resto, y que por culpa de esa diferencia serás apartado eternamente.

Con el paso del tiempo dejó de llorar, dejó de arrepentirse de sus gustos, dejó de intentar ser «normal» o encajar en la sociedad, aún le costaba no ocultar que sentía atracción por algún chico de su edad pero con el apoyo de Choso todo fue cambiando poco a poco, y sabía que si algún día aparecía con un novio por casa no habría ningún problema. Él tenía suerte, otras personas que conocía de foros por internet no tanto, pues sus familias los repudiaban o echaban de casa tras salir del armario.

Yuji sabía que le gustaban los hombres, que eso no era ningún problema; el problema era el hombre que le gustaba.

Sukuna aún tenía ese antifaz sobre la cara, por lo que aún no había descubierto que el chico que había contratado no era un escort sino su propio sobrino, el mismo que le estaba practicando una felación obligado, pues ya era tarde para huir o eso quería pensar.

—Bien, así... —murmuró Sukuna, complacido, cuando notó esa lengua.

El joven Itadori se aferró a la cama con ambas manos cuando se inclinó para seguir su tarea, supo que debía complacer a Sukuna hasta acabar y luego aprovechando su cansancio se marcharía de allí corriendo antes de ser descubierto. Pero para ello debía aprender a hacer las cosas bien.

Solo los amantes sobreviven (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora