Capítulo 15

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・ 。呪いの王 。・

Era tarde cuando el taxi se detuvo frente a la verja metálica que permanecía abierta, Yuji sintió un nudo en la garganta. Pagó al conductor tras bajar del vehículo y caminó hasta la entrada, aferrando el asa de su mochila con fuerza. Pero justo antes de cruzar el jardín y llegar hasta la puerta principal, ésta se había abierto, dando paso a una figura femenina que —para su desgracia—, conocía demasiado bien.

—¿¡Yuji!? —gritó Uraume con su peculiar tono agudo, tan desagradable—. ¿¡Dónde has estado estos días!? ¡Me he vuelto loca buscándote...!

El chico cruzó el umbral de la puerta y la mujer cerró a su espalda de un portazo, esperando una respuesta. Si bien no le gustaba actuar como madre, ocuparse del chico y que siquiera acudiendo a la universidad sí era responsabilidad suya. Poco le faltó para acudir a la policía y poner una denuncia, cosa que le negó rotundamente Sukuna. Él solo se limitó a decir esa misma mañana un «ya volverá». Así lo hizo, varias horas más tarde.

—Lo siento, solo estaba en casa de unos amigos —mintió—. Se me estropeó el teléfono y no pude contactar a casa antes.

Uraume, que seguía golpeando su tacón contra el suelo nerviosa, solo gruñó en respuesta.

—Espero que no descuides tus clases.

—Por supuesto.

La mujer ya se iba a marchar, pues eran las ocho de la tarde y su hora de salida, pero antes se giró para indicarle una última cosa.

—Ah, me marcho de vacaciones, cualquier cosa urgente tienes mi teléfono —avisó.

—¿Vacaciones? —preguntó Yuji, levantando una ceja, apenas iniciaba Marzo, no era una fecha muy normal para irse.

—Sí, tu tío nos ha dado vacaciones a mí y a todo el servicio quince días, dice que se va de viaje de negocios. Te quedarás solo en casa, espero que no hagas ninguna fiesta.

—Descuida —sonrió Yuji, disimulando su preocupación—. Puedes irte tranquila, no voy a quemar nada.

—Más te vale —respondió la mujer, entrecerrando los ojos y dándose la vuelta para salir de casa, dando un portazo a su espalda.

Por fin tranquilidad, o eso pensaba Yuji, porque a sus oídos pronto llegó una música que resonaba por toda la mansión. El origen era la cocina, por lo que fue caminando hasta ella, a cada paso que daba el ruido era más y más fuerte. Uraume le había dicho que el servicio se había marchado, por lo que no habría ningún cocinero preparando nada con la radio puesta. Entonces, ¿de dónde salía aquello?

Un olor dulce, otro salado, una mezcla de verduras salteadas acompañado de carne y especias. Su estómago rugió cuando abrió la puerta de la cocina con una mano, dudando de lo que presenciará al otro lado. Desde luego que no se esperaba eso. Sukuna se encontraba de espaldas a la entrada y a él, no podía verle pero estaba muy concentrado en su tarea, ¿cocinando?

Sujetaba algo con una mano y con la otra movía hábilmente el cuchillo, cortando la carne, luego lanzó los cubitos a la sartén ya puesta sobre la vitrocerámica encendida y comenzó a cocinar todo a la vez junto a unas verduras. Hacía todo tan rápido y con tanta habilidad que por un momento parecía que tuviera cuatro brazos en lugar de dos.

Yuji se sentía curioso, nunca había presenciado a su tío cocinando, aunque realmente desconocía tantas cosas de él, pero ciertamente Sukuna se había marchado de casa bien joven para emprender su negocio y tuvo que aprender a ser un adulto funcional. Si bien ahora no necesitaba perder el tiempo cocinando porque con su dinero podía permitirse contratar personal para ello, no era algo que no pudiera disfrutar de vez en cuando.

Solo los amantes sobreviven (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora