・ 。呪いの王 。・
Unos minutos corriendo sin mirar atrás, como si la vida le fuera en ello, pues sí que era cierto que una vida se escapaba entre sus manos.
—¡Yuji!
Megumi cargaba con desesperación el cuerpo de su amigo inconsciente. Sus manos se habían manchado de sangre, ya seca. Descartó acudir a un hospital tan pronto como la persona en la otra línea respondió a la llamada que le había pedido hacer su amigo.
—¿Itadori? ¿Ocurre algo? —preguntó una voz masculina al otro lado.
—Oye, no soy Yuji, soy un amigo suyo —explicó Megumi algo agitado, observando el cuerpo del chico sobre el banco de un parque—. Está herido, nos hemos topado con...una cosa que lo ha atacado. No sabría cómo describirlo. Me pidió que llamase.
Unos segundos de silencio al otro lado de la línea.
—¿Dónde estáis?
—En el parque de la calle Akutami —respondió Megumi, recordando el callejero en su cabeza, justo unas manzanas más abajo de su barrio.
—No tardo.
Y colgó, dejando al joven Fushiguro solo con su amigo herido.
—Debo parar la hemorragia como sea —dijo en alto, regresando al lado de Yuji.
Con manos temblorosas, levantó la sudadera del joven Itadori, esperando encontrarse una herida de la que aún supuraría sangre. Aún no había realizado muchas prácticas de veterinaria, pero la teoría de cómo parar una hemorragia sí la sabía.
Sin embargo, ante su mirada atónita, la sangre que antes brotaba a borbotones ya estaba seca, la herida se encontraba parcialmente cerrada como una fina línea que cruzaba su torso. ¿Se había imaginado la gravedad del corte? Estaba seguro de lo contrario.
—¿Qué está pasando? —murmuró Megumi, bajando de nuevo la prenda y tapando a su amigo.
Se sentó a su lado, mirando inquieto la hora en el teléfono de Itadori. Tan solo podía esperar a que aquel misterioso hombre los pasase a buscar. Se preguntó si su padre se encontraba bien, pero estaba seguro de que así sería. Toji jamás había perdido una pelea, pero claro, el tío de Itadori ya no parecía siquiera humano. Tantas preguntas, tantas dudas.
Una punzada de dolor cruzó la cabeza del joven Fushiguro, casi como si una luz se encendiera en lo más profundo de su mente. Nauseas horribles, miles de imágenes se reprodujeron ante sus ojos, como si estuviera contemplando una película en el cine. Recuerdos ajenos a él como si los viviera en tercera persona.
—¿Qué es un shikigami? —preguntó en voz baja, apretándose la frente.
。。
Los dos hombres cruzaron miradas. Toji esquivó sin mayor problema un corte que acabó partiendo un árbol detrás suyo.
—Muéstrame de lo que eres capaz —lo invitó Sukuna con actitud altanera.
El moreno soltó una pequeña risita mientras agarraba con firmeza el mango de la espada, sentía la tensión en todo el cuerpo.
—Menudo hijo de puta estás hecho.
Choques metálicos en medio de la noche, Sukuna había arrancado la barra de los columpios del parque para parar el ataque de Toji, porque sabía que se quedaría sin algún dedo si intentaba detener aquello con las manos desnudas. Hacía tanto tiempo que no se enfrentaba a un rival tan formidable.
—Voy a tener que limpiarte la boca con jabón.
Uno, dos golpes, hasta que la barra metálica se partió y Sukuna la lanzó a un lado, brincando hacia atrás de forma grácil pese a la fuerza de su propio cuerpo. Se quedó agazapado sobre el césped. Sus ojos rojos brillaban con intensidad, aquello estaba siendo divertido.
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Solo los amantes sobreviven (SukuIta)
FanfictionMejor pedir perdón que pedir permiso. Yuji lleva una convivencia complicada con su tío Sukuna desde que lo adoptó tras quedarse huérfano. A veces los deseos trascienden realidades. Segunda parte de «Run, little boy». Contenido sexual explícito (an...