𝐼𝑛𝑐𝑖𝑑𝑒𝑛𝑡𝑒

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Sergio Michel Pérez Mendoza, el tercero de la familia Pérez Mendoza en estudiar en Mónaco, uno de los estudiantes más aplicados dentro de la institución, aunque, anteriormente no era asi.

En sus inicios estudiantiles el menor se comportaba de una manera poco adecuada, sus calificaciones se encontraban en picada, claro que, el no mostraba ningún tipo de remordimiento al ver esto, mucho menos la intención de arreglarlo, prácticamente lo tomaba como un caso perdido, cosa que no era asi.

Si le preguntas con certeza, el dirá que aún lo recuerda como si hubiera sido ayer, el dolor de ese día lo marcó para siempre, lo marcó demasiado como para volver a descuidar su vida estudiantil.

Aquel día todo cursaba con normalidad, había terminado su horario escolar, lo único relevante ese día era la entrega de exámenes, su profesora lo miro con pena al darle el suyo, sin embargo, el pecoso no se inmutó al ver el 4 de un color rojo demasiado llamativo.

Nuevamente, como otros días, llego a su hogar entregando la hoja a su madre, Marilú ni siquiera miro la hoja, su padre aún no llegaba del trabajo, por lo tanto, su presencia no era necesaria, planeaba retirarse a su habitación a dormir o tan solo mirar por horas su computadora, más esto no pasó, el menor tan solo sintió un ardor en su mejilla.

—¿No te da vergüenza Michel?—exclamó su madre lanzandole la hoja al rostro—. Tu padre se parte el lomo y tu sales con estas mamadas, no haces nada en la casa, mucho menos en la escuela, tu vida se basa en ver la computadora.

El menor no respondió, eso causo otro golpe esta vez en su otra mejilla, dicha acción causó que el castaño mirara a su madre por primera vez en el día.

—Me decepcionas Sergio—la mirada de la mujer refleja algo que Checo jamás olvidaria—. Espera a que tu padre llegue, lo que paso, no se compara a lo que el hará.

Al principio no mostraba nervios o miedo, al pasar de las horas un agujero comenzaba a presentarse dentro de si, el sonido de la puerta siendo cerrada se sentía tan distante, frente a el se presentó su padre.

—Sergio...—el menor tembló ante la seriedad que se presentó en la voz de su progenitor—. Te tuve demasiada piedad y paciencia, borra esas palabras de mi trato de hoy en adelante.

Trago en seco, cerca de la escena yacía su madre mirándolo severamente, el menor pudo ver a sus dos hermanos asomándose por las escaleras, se sentía diminuto en la situación, sin saberlo, ese era el principio de una larga noche.

—Quítate esa camisa—ordenó—. No te mereces ese estúpido uniforme.

Al terminar esas palabras su padre lo tomó fuertemente del brazo hasta el punto de sentir una lastimada en este, escucho un click cerca suyo y un ardor en su espalda comenzó a formarse, con cada golpe todo su cuerpo se erizaba del miedo, se sintieron como horas pero solo fueros minutos, no sabía si su padre se apiado de él pero los golpes se detuvieron al fin.

El siguiente movimiento de su padre fue pararlo del sillón y quitarle el resto de su uniforme repitiendo la frase "No te lo mereces, debes ganartelo", una humillación al momento de exponer se sentía mínima a él acto que su padre cometía, pudo sentir el como su garganta se cerraba gracias a un nudo en esta, la humedad de sus lágrimas amenazaban con salir, aun si fueran de manera traicionera.

—Ve lo que eres—comentó su padre golpeandolo con sus palabras—. ¿Ahora sientes vergüenza?, ¿Por qué con tus calificaciones no es así?

Su silencio fue como un detonante para el actuar de su padre, la brusquedad qué se presentó en ese momento causó algo indescriptible para Checo, nuevamente se presentó el sonido de la puerta, para cuando se cerró el único en entrar fue su padre.

En ese momento, después de cachetadas, golpes con el cinturón, analizando todo sentado en el porche, semidesnudo y con lágrimas salvajes en su rostro, Sergio se hizo la promesa de nunca en su vida sacar menos de 20 en toda su vida estudiantil.

No tengo mucho que decir, ¿alguna duda o algo más?

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