Checo desde que tiene edad para el uso de la razón ha mostrado que su estabilidad emocional es escasa, esto causa el no poder expresarse y tomar la confianza para relacionarse con las personas.
Max es una persona que sabe manipular, no ve por los s...
Como bien lo mostré, para medio día el neerlandés ya se había arrepentido de afirmar el ser parte de aquello, para este punto ya le parecía aburrido el siquiera hablar del tema.
Sentado en esa mesa volvió a perder la noción del tiempo, últimamente se encontraba divagando más que nunca, se preguntaba el por que, hasta donde el recuerda nunca divagaba, le parecía una pérdida de tiempo el hacerlo, la principal pregunta era el ¿para que? y no el ¿por que?, eso le resultaba algo lógico a su parecer, le daba igual si estaba equivocado o no, era su mente, es su lógica.
—¿Tu que opinas?—lo sintió como ruido blanco, el como poco a poco el bullicio de su alrededor le regresaban la vida—
—¿Debo opinar?—nuevamente no dio la atención necesaria—
—No pedí su ayuda para que solo se quedaran callados viendo un punto fijo—Charles miro serio a su amigo intentando de buscar un rastro de culpa en su rostro, como era de esperarse, nunca apareció—. Solo, punto de vista, ¿lo harías?
Max no respondió, soltó un poco de aire, apoyo sus brazos en la mesa y sobre estos su cabeza para dar a entender que era todo oídos, aunque no lo fuera.
El lo sintió como segundos, tal vez minutos, no lo sabía con exactitud pero ahora su cerebro era taladrado con cada palabra que él monegasco mencionaba, una más pesada que la otra, ni en la clase de filosofía se sentía tan confundido, cansado y hambriento como en esa pequeña reunión que Charles nombró "Comité Organizativo del Semestre", un simple reunión de eventos quedaba bien.
—Yo digo...—el francés tomo algunos papeles y los organizo—. Que por hoy lo dejemos hasta aquí.
—Pierre, no llevamos ni una cuarta parte de esto—se escuchaba frustrado, se llegaba a comprender, más el mismo lo busco, no te eligen simplemente por que si, tu te ofreces para ello—
No opinaba, tan solo escuchaba las quejas de sus dos amigos, poco a poco esas quejas aumentaron, tal vez por ello no ayudaba demasiado a sus amigos en otros temas, su interés en las demás personas se comenzó a perder al momento en que sus halagos se convirtieron en quejas, una tras otra tras otra.
—¿No se pueden callar?—por fin hablo mirando a sus amigos—. Arregles sus temas lejos de mi, sus voces me ofuscan a más no poder.
Tomo sus cosas para iniciar el camino al salón de su siguiente clase, este definitivamente se encontraria más silencioso que aquella mesa algo vieja.
—Nunca pueden guardar silencio esos dos—se presentaron algunos susurro saliendo de su boca con cada escalón que pisaba—. Ni siquiera se por que sigo esperando demasiado de ellos, son estúpidos.
Algo que nunca agradecería, al menos en voz alta, es el carácter de su padre, algo agridulce a su parecer, en algun momento lo trataba de maravilla para acto siguiente abusar verbalmente de él, aun así, ese carácter hasta el día de hoy ha sido su manera de supervivencia en diversas situaciones diarias o espontáneas.
Con esos pensamientos aún en la mente termino llegando a su destino y parecía que no era el único que buscaba una escapatoria para el ruido que se presentaba al momento en el que varios jóvenes se reúnen para almorzar o simplemente hablar de temas triviales.
Se sentó algo lejos de la otra persona, esta parecía en un sueño profundo, incluso al punto de parecer que no estaba respirando, se mostraba un ambiente pacífico, ambiente qué pronto se disipó con el cerrar de una puerta.
—Emilian—una voz algo aguda y sorprendida proveniente de una adulta temprana con lentes algo refinados y ojos pesados se presentó en el salón—. Es impresionante verte llegar temprano a mi clase, ¿es acaso un milagro?
El mencionado le lanzó una mirada dando a entender que el no creía en ello, como respuesta la mujer soltó un suspiro y dejó su bolso sobre el escritorio.
—Levanta a tu compañero y vayan los dos por un poco de bicarbonato y tizas—Max miro incrédulo a la profesora, tal vez por ello no llegaba temprano—
Se levantó de su asiento acercándose al chico dormido para empujarle el hombro y le apuntó a la puerta.
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Me alegra no perder la racha de andar actualizando, espero disfrutarán el capitulo.
Pueden seguirme en mis redes para mirar el otro lado.
