Temática: Quackity solo quiere ser amado, Cellbit no sabe el cómo amarlo.
Au Chaos-dúo.
Fluff y un poco de angst.¡★!
Quackity salía de su hogar compartido con su novio, tenía lágrimas en sus ojos, la tristeza lo consumía, la soledad y el dolor en su pecho lo atormentaban.
Cellbit veía a Quackity alejarse de su hogar, con una maleta en manos se alejaba con tristeza, el sentía lo mismo.
Ambos tuvieron un pelea, algo normal entre ellos, más, aquella pelea había sido peor. Entre gritos y reclamos, Quackity dio fin a la relación de ya cinco años; cinco años, con tres meses, cuatro semanas y dos días; despidiéndose entre lágrimas de dolor con un quebradizo "te amo, pero tú a mí no lo suficiente", y se fue, disimulando sus ansias de que Cellbit fuera tras suyo.
¡★!
—Quiero borrarlo de mi mente, ocultar su recuerdo –le dijo Quackity a Roier, su mejor amigo–. Pero, siempre lo vuelvo a recordar. Ya no quiero sufrir por su amor Roier, ya no más –se dio la vuelta, dejando de ver el pecho de Roier para verlo al rostro–
Quackity estaba sentado en el regazo de Roier, lloraba en el pecho de este, mientras el castaño trataba de calmar su llanto.
—Ya pato, ya vas a ver cómo lo superas –le consoló, limpiando sus lágrimas con su mano libre–.
—Es que, yo lo amo Roier –Su llanto incremento, volviendo a poner su rostro entre el ropaje del castaño–. No sabes cuánto lo amó.
A Roier le dolía ver a su amigo así, aunque sabía de antemano que la ex pareja de su amistad estaría igual o peor. Ambos se amaban, el problema era que uno de ellos exigía más amor del que el contrario le podía dar.
—Ya, ya, calma pato, ya no llores –solo le podía decir aquello, no podía ayudar demasiado si es que el otro no colaboraba en esto–
¡★!
—Venga pato, tienes que salir, convivir con tus amigos, salir a fiestas o no se, pero sal –le exigió Roier con desdén, aburrido de diario tener que aguantar con la muy notoria depresión que su amigo tenía desde su ruptura–
—No quiero, estoy bien acá, sentado haciendo otro gato de papel –le respondió mientras doblaba un papel de color negro–
—¿Cuál pinches no? Venga pa acá, que ya estoy cansado de tenerte como rata sin hacer nada –le respondió de vuelta, agarrando al de menor estatura del brazo y sacándolo de casa aún en pijama y pantuflas de pato–
—No me chingues Roier, aún ando en pinche pijama, no pienso salir así ni de pedo –le respondió Quackity, soltándose de manera brusca del agarré de su amigo con una pequeña sonrisa en su pálido rostro–
—¡Awebo wey! Ya te hice sonreír –se alegro por aquello–
—Si si –se cruzó de brazos–, cómo sea, ya salgo me voy a poner algo más decente –después de decir aquello se dio la vuelta y regreso a la casa de su amigo–
¡★!
Quackity se ponía más de un collar y clip para el cabello, estrellas, corazones, osos, patos, de todo. Sus collares variaban de igual manera, desde algunos pegados a su cuello, terminando en otros que, si bien eran exagerados en el tamaño, eran los que hacían que más risas soltará; hongos, relojes, ranas, pandas, patos, osos, entre varios más eran los diseños que traía en su cuello, inclusive una botella de vino junto a fichas de apuesta.