Fantasma

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HongJoong estaba sentado en su despacho, la habitación era iluminada únicamente por la luz de su computadora y la lámpara de escritorio. Había intentado comunicarse con Seonghwa innumerables veces, pero todas las llamadas y mensajes habían sido ignorados. Con cada intento fallido, su frustración y miedo crecía, hasta que sintió que su paciencia se agotaba por completo.

Apoyó la cabeza en sus manos, con los codos sobre el escritorio, tratando de calmar la tormenta de pensamientos que lo asolaba. Su mente no dejaba de girar en torno a Seonghwa y a aquello que ahora amenazaba con destruir todo lo que había construido. La idea de perder a Seonghwa era insoportable.

Había considerado la posibilidad de recurrir a la agencia de Yunho para lograr hablar con Seonghwa, pero no estaba seguro de que este estuviera trabajando después de lo ocurrido. Además, involucrar a Aurora en un asunto tan delicado era un riesgo innecesario.

Finalmente, se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro en su despacho, sintiendo que su mundo se estaba colapsando, la ansiedad lo estaba consumiendo. La rabia y la impotencia se mezclaban con el dolor y la desesperación.

-¡Maldita sea! -gritó, golpeando la pared con el puño cerrado, el sonido resonó en la habitación vacía.

Se sentó de nuevo en su silla, respirando pesadamente, intentando calmarse. No podía permitir que su frustración lo dominara, necesitaba encontrar una solución, una forma de hacer que Seonghwa le respondiera.

Tomó su teléfono y marcó el número de San. Necesitaba su ayuda más que nunca.

-San, necesito que encuentres a Seonghwa -dijo en cuanto San respondió-. No me importa cómo lo hagas, solo encuéntralo y hazme saber dónde está.

San, al otro lado de la línea, trató de mantenerse calmado.

-Lo sé, estoy haciendo todo lo posible, señor.

-Encuéntralo. Necesito saber que está bien.

Después de colgar, HongJoong se dejó caer en su silla, mirando al techo con desesperación. Cada minuto sin Seonghwa se sentía como una eternidad, y no sabía cuánto más podría soportar esta situación.

Sentía que su mundo se desmoronaba, y la única persona que podía arreglarlo estaba fuera de su alcance.

****

Esa misma tarde decidió ir al departamento que compartía con Seonghwa, el lugar que antes le había brindado tanto consuelo y felicidad, ahora le generaba un horrible sentimiento de soledad.
Al entrar, fue recibido por el silencio abrumador de la ausencia de Seonghwa. Cada rincón del lugar estaba impregnado de recuerdos compartidos, de risas y promesas de amor. Las cosas de Seonghwa seguían allí, una constante y dolorosa prueba de la vida que habían construido juntos.

En su mente repasaba cada momento vivido a su lado, su hermosa sonrisa al recibirlo después del trabajo, las noches de películas, los besos compartidos en cada rincón. Fue hasta la habitación, todo estaba tan ordenado como siempre, soltó una pequeña risa seca al recordar que Seonghwa era un adicto al orden y la limpieza, se acercó al armario, que estaba lleno de toda la lujosa ropa que él mismo había comprado y tomó una de las camisas de Seonghwa, aquella camisa de encaje negro que había sido el primer regalo que le había dado, sintio el suave tejido bajo sus dedos. El aroma familiar de Seonghwa aún impregnaba la tela, y HongJoong no pudo evitar hundir su rostro en la camisa, inhalando profundamente. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras el dolor y la culpa lo abrumaba.

꧁•⊹٭𝙰𝚞𝚛𝚘𝚛𝚊٭⊹•꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora