San apretaba con fuerza el volante mientras sus ojos permanecían fijos en la carretera. La tensión era palpable en cada fibra de su ser, y su corazón latía con fuerza contra su pecho. Cada vez que intentaba llamar a HongJoong, solo escuchaba el frío mensaje de la operadora indicando que el teléfono estaba apagado o fuera del área de cobertura. Una y otra vez, el mismo resultado. Algo no estaba bien, lo sentía en sus entrañas.
A su lado, en el asiento del copiloto, el arma descansaba dentro de la guantera, pesada y presente. San no era alguien que recurriera a la violencia fácilmente, aun cuando había sido entrenado para eso, pero sabía que las cosas podían ponerse feas muy rápido. Había visto suficiente en su vida para saber que, a veces, la única forma de proteger a las personas que amas es estar preparado para todo.
Su mente no dejaba de girar en espiral, pensando en lo peor. San no podía permitirse el lujo de detenerse ahora. Con cada kilómetro que pasaba bajo las ruedas de su coche, sentía que el tiempo se agotaba más y más.
Finalmente, tomó una respiración profunda y decidió intentarlo una vez más. Sacó su teléfono, marcó el número de HongJoong y esperó. Uno, dos, tres tonos... y de nuevo, el buzón de voz. La frustración lo invadió. San soltó una maldición, golpeando el volante con la palma de la mano, sintiendo cómo el miedo comenzaba a transformarse en rabia.
-Maldita sea, HongJoong, ¿dónde estás? -murmuró con un tono entre preocupado y furioso. No podía permitirse perderlo, no a él.
Pisó el acelerador con más fuerza, decidido a llegar lo antes posible a la mansión Kim. Mientras tanto, sus pensamientos se arremolinaban con imágenes de lo que podría enfrentar. La imagen de ChanMi, desesperada y peligrosa, cegada por la rabia y el dolor. San sabía que tenía que ser rápido, o el costo de esa noche podría ser demasiado alto para todos.
*****
Seonghwa avanzaba con dificultad por el pasillo del hospital. Cada paso le costaba un esfuerzo tremendo, pues el dolor de sus heridas le atravesaba como cientos de navajas. Sus músculos estaban tensos, y el sudor le resbalaba por la frente. No sabía cuánto más podría aguantar, pero no le importaba; necesitaba llegar a Mingi. Necesitaba respuestas.
El pasillo parecía interminable, una mezcla de luces fluorescentes y voces distantes que se mezclaban en su cabeza. La respiración entrecortada se hacía más pesada con cada paso, pero la determinación en su mirada permanecía firme. Sus pensamientos eran un torbellino: imágenes del accidente, los recuerdos de HongJoong, y ahora, una nueva urgencia por encontrar a Mingi y entender qué había sucedido realmente.
Justo cuando sintió que sus piernas no podrían soportarlo más, Wooyoung salió de la habitación de Mingi. Al verlo, Seonghwa sintió una oleada de alivio mezclada con desesperación. Antes de que pudiera decir algo, Wooyoung lo vio tambalearse y comenzó a gritar por ayuda a los médicos. Su voz resonó en el pasillo, alertando a las enfermeras y médicos cercanos que rápidamente se dirigieron hacia ellos.
-¡Seonghwa! ¡¿Qué haces aquí?!- gritó Wooyoung, corriendo hacia él con el rostro lleno de preocupación. Pero Seonghwa no estaba dispuesto a detenerse. Con la poca energía que le quedaba, agarró el brazo de Wooyoung con fuerza, sus ojos estaban llenos de desesperación.
-Woo... dime... ¿dónde está Mingi?-exigió Seonghwa con voz temblorosa, el peso del dolor y la urgencia lo hacían temblar. Su mano lo apretó aún más fuerte, aferrándose a su amigo como si su vida dependiera de ello. -Necesito verlo... necesito respuestas...
Wooyoung, visiblemente conmocionado por la determinación en los ojos de Seonghwa, trató de calmarlo. -Hwa, por favor, regresa a tu habitación. Estás herido, no puedes estar de pie así.
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꧁•⊹٭𝙰𝚞𝚛𝚘𝚛𝚊٭⊹•꧂
FanfictionAurora...la agencia que se encarga de complacer a los clientes más exigentes, de darles momentos de inolvidable diversión y sobre todo de placer. Cada cliente es cuidadosamente analizado para otorgarle al acompañante ideal,pero esta empresa tiene ún...