𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

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Siete de la mañana, Spreen estaba algo nervioso, no sabía como tomaría está, está nueva etapa, no era para él pero le preocupaba que esto no fuera lo mejor para ella...

— ______...— llamo aquel chico mientras esbozaba un cálido beso sobre su pequeña — Tenés que levantarte.— pidió.

Hace meses que habían pasado aquellos acontecimientos con su abuela, por suerte ya no estaba con ellos y tampoco lo volvería a hacer. Secuestrar aún menor era un delito grave, digamos que aquella señora no está en un gran lugar.

La pequeña ya había alcanzado sus tres añitos, para Spreen, había crecido muy rápido, sentía que era ayer cuando la sostuvo en brazos por primera vez.

Se le había escapado de las manos, el tiempo paso muy rápido sin perdonar aquellas cosas en las cuales falló llevándose todo a su paso dejando solo los recuerdos, sabía que esto seguiría, la tensión a veces se sentía pero sabía que si seguía tomando su mano, todo estaría bien...

Transcurrió con normalidad aquel desayuno la pequeña con la mirada perdida, mirando un zapato en medio del pasillo, aún no se despertaba.

Podré pequeña.

Aunque no era todo el desafío para el rulado, apenas estaba comenzando.

— ¡No, veni!— exclamó aquel chico mientras luchaba por ponerle aquel uniforme a la pequeña — Vos sabes más que nadie que tú decidiste esto.— recordó — Ahora vení.—

— ¡No!— decía la pequeña en una negación rotunda pero no mucho para Spreen.

Era más grande y fuerte, podía utilizar eso a su favor.
Aún así, no podía evitar reír al ver aquella carita pequeña hacer esos pucheros, ya no estaba tan feliz como hace días.

Hace solo dos días estaba emocionada, parece que tendrá que acostumbrarse y no solo ______ también Spreen, le costó un poco levantarse pero era mejor esto que tenerla encerrada con una computadora en la cara todo el día mientras le enseñaban cosas que para él eran obvias.

— ¿Por qué la escuela no puede venir a la casa?— preguntaba la pequeña mientras se dejaba a regañadientes poner aquel uniforme — ¿No puedo ir más tarde papi?— dijo la niña en un intento de convencer a su padre.

— No.

— ¿Por qué?— cuestionó — Los maestros son la escuela.— afirmó mientras la cargaban para pintarla.

O bueno, intentar peinarla. Iván debió aprender a peinarla desde hace antes y no tenerla viviendo de solo el cabello suelto y una coleta mal hecha.

— Por qué no.— volvió a decir entre dientes por una liguita — No muevas la cabeza.— ordenó mientras forcejeaba levemente.

Un suspiro salió de la pequeña por unos segundos para después volver a preguntar.

— ¿Micha puede venir?—

— Mierda.— exclamó levemente de frustración el chico al ver el desastre que hizo con su cabello — ¿Ah? No, Micha no estudia.— Spreen busco cosas en un armario, parecía buscar algo que tenía guardado desde hace tiempo — Además, Micha no te entiende.—

— Micha si habla.— defendió la pequeña mientras el chico colocaba una diadema en su cabeza para no hacer tanto rodeo con su cabello.

— ¿Así?— cuestionó con una sonrisa burlona, algo incrédulo por esa declaración de "Micha habla" — ¿Y que dice?—

— Miau.— respondió la pequeña con una mirada orgullosa.

Por otro lado, Spreen solo le miraba serio.

— No me dio risa ______.— respondió mientras la bajaba de aquel tocador.

[...]

Al fin había llegado ese momento para la pequeña, conocer lo que se diría el mundo.

Aún era pequeña, sí, ¿Pero que mejor que empezar por la escuela?, socializar nos hace humanos, creo que a ______ le hacía falta, mucho hablar con Micha preocupo a Spreen.

Aún la tenía de la mano, tenía un mal presentimiento, no estaba seguro, estaba inseguro.

¿Y si no salía bien?

¿Y si no hacía amigos?

¿Y si un niño se le acerca y le da una flor?

¿Y si la lastiman?

Eran muchas preguntas aún sin respuesta.
Parecía que habían pasado horas, aunque solo fueron minutos.

— Papi.— llamo la pequeña — ¿Ya me puedo ir?— pregunto esperando su respuesta.

El rulado miró suavemente su rostro, estaba serio pero con una mirada de suavidad. Apretó levemente su agarre para después suspirar.

— Sí...— respondió — Que te vaya bien.— un momento icónico para aquellos dos, suavemente el chico beso la frente de su pequeña para después dejarla ir.

Dejar algo atrás no es fácil, o al menos en aquel momento, el hecho de dejar de pensar que en algún punto ______ dejaría de ser su pequeña y parasaria a ser alguien independiente, asustaba un poco a Spreen.

Solo quería parar el tiempo, observar a su pequeña con detenimiento y abrazarla una vez más.

Tantas cosas que le quiso dar y que le quiere dar, algunas, ya son pasado otros solo necesitan el momento exacto para estar.
Tener un cambio no es fácil, algunas personas tienen miedo a lo nuevo, pero te digo algo, no es lo nuevo, es lo desconocido, Spreen se siente mejor en temer lo que ya conoce si eso le hace sentir mejor.

El miedo a lo desconocido es normal, querer lo mejor para tu hijo o hija es un acto de amor que todos deberíamos tener y poder dar, nada es mejor que sentirse amado, aún teniendo todo el dinero del mundo sabemos que eso no puede comprar el amor, solo la ambición.

Aquel chico bajo levemente la cabeza al sentir como su celular sonó, lentamente abrió el mensaje.

"Mirá detrás de ti"

Confundido Spreen se dio la vuelva observando a su amigo quien se acercaba con una sonrisa.
Fue un abrazo corto pero comprensivo, aquel castaño sabía lo que su amigo sentía.
Carre también había pasado muchas etapas, tal vez no como las de su amigo, pero si suficientes para decirle que todo estaría bien, perder o ganar, daría lo mismo, la vida misma te lo quitaría y te lo devolvería.

Todo a su manera.

— Sos un capo.— halago Carre hacia su amigo mientras le daba unas palmaditas en su espalda — Ya sabes que si necesitas ayuda estoy aquí.—

— Gracias...— murmuró aquel rulado aún con la cabeza baja.

— No estés triste.— pidió aquel amigo — Ya la verás más tarde.— tranquilizó.

— La extraño...— otro murmuró algo débil salió de él, no era tanta debilidad era la angustia de no tenerla.

Era normal tener miedo, todos tenemos.

— Ella es fuerte.— ánimo de nuevo el castaño — Si ella lo es, vos también podés, solo que voz sos más miedoso que ella.— dijo recibiendo una mirada por parte de su amigo.

— ¿Qué Decís?— decía el pelinegro entre leves risas como siempre.

Un silencio pequeña se formó quien fue roto por Carre.

— ¿Vas a hacer algo?— cuestionó su amigo mientras lo miraba con emoción, Spreen lo pensó un momento, su pequeña estaba en la escuela, ya le había dado de comida a la gata, la casa estaba limpia.

— No.— respondió con una sonrisa, por inercia ambos empezaron a caminar.

Ambos amigos empezaron a platicar de algunas cosas sin sentido y otras con algo de sentido, parece que algunas cosas nunca cambiarán...

✓// 𝐒𝐏ᛁ 𝘚𝘐𝘕𝘎𝘓𝘌 𝘍𝘈𝘛𝘏𝘌𝘙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora