Giordano Bruno.

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Antes de hablar sobre la magia, al igual que antes de hablar sobre cualquier otro tema, es necesario dividir el nombre en sus significados; hay tantos significados de magia como magos. Un mago se toma primero como un sabio, como lo fueron los Trismegistos entre los egipcios, los druidas entre los galos, los gimnosofistas entre los indios, los cabalistas entre los hebreos, los magos entre los persas (quienes son de Zoroastro), los sofistas entre los griegos y los sabios entre los latinos. En segundo lugar, un mago se toma como alguien que realiza maravillas solo a través de la aplicación de activos y pasivos, como en la medicina y la química en general; y esto se llama comúnmente magia natural. En tercer lugar, la magia ocurre cuando se añaden circunstancias a estas cosas que hacen que las obras de la naturaleza o de una inteligencia superior parezcan incitar admiración a través de apariencias; y esta es la tipo llamada prestidigitación. En cuarto lugar, cuando se añade la virtud de la antipatía y la simpatía de las cosas, como por aquellas que repelen, transforman y atraen, como las especies del imán y cosas similares, cuyos trabajos no se reducen a cualidades activas y pasivas, sino que todo se refiere al espíritu o alma existente en las cosas; y esto se llama propiamente magia natural. En quinto lugar, cuando se añaden palabras, canciones, el razonamiento de los números y los tiempos, imágenes, figuras, sellos, caracteres o letras a estas; y esto es magia que se encuentra entre lo natural y lo extranatural o supra, que debe inscribirse propiamente como magia matemática y más apropiadamente inscribirse bajo el nombre de filosofía oculta. En sexto lugar, si se añade culto o invocación de inteligencias y seres efectivos externos o superiores, con oraciones, consagraciones, fumigaciones, sacrificios, ciertas vestimentas y ceremonias a dioses, demonios y héroes, entonces ya sea para atraer el espíritu a uno mismo, del cual uno se convierte en el vaso e instrumento, para que aparezca sabio en cosas, cuya sabiduría, sin embargo, puede perder fácilmente junto con el espíritu con un solo remedio; y esto es la magia de los desesperados, quienes se convierten en vasos de demonios malignos, que se busca a través del Arte Notoria: o es para comandar y ordenar a demonios inferiores con la autoridad de príncipes demoníacos superiores, adorando y atrayendo a estos, y conjurando y adjurando a aquellos, constriñéndolos; y esta magia es extranatural o metafísica, y se llama propiamente teurgia. En séptimo lugar, o es adjuración o invocación, no a demonios y héroes, sino a través de estos para llamar a las almas de hombres fallecidos, a través de sus cadáveres o partes de sus cadáveres para recibir algún oráculo, divino, y conocer sobre cosas ausentes y futuras; y esta especie se llama necromancia por su materia y fin. Si la materia no se aproxima pero es hecha por el exorcista a través de la invocación del espíritu incubando en sus entrañas para buscar un oráculo, entonces es un mago, que se llama propiamente Pythónico; porque así solían ser 'inspirados' por Apolo Pythius en su templo, por así decirlo. En octavo lugar, o cualquier tipo de encantamiento aceptado con partes de cosas, vestimentas, excrementos, superfluidades, huellas y todo lo que se cree que ha recibido alguna comunicación por contacto: y entonces si estas se hacen para soltar, atar y debilitar, entonces constituyen un mago que se llama malhechor, si tienden al mal, si al bien, se refieren al número de médicos, según una cierta especie y forma de medicina; o si aspiran a la destrucción y ruina última, entonces se llaman venenos. En noveno lugar, se llaman magos a todos aquellos que se preparan para adivinar de cualquier manera sobre cosas ausentes y futuras, y estos se llaman generalmente adivinos por su fin, cuyas primeras especies son ya sea cuatro de los principios materiales: fuego, aire, agua y tierra, de donde se llaman piromancia, hidromancia, geomancia; o de los tres objetos de cognición: natural, matemática y divina, y entonces hay varias otras especies de adivinación. De los principios naturales o la inspección de cosas físicas, adivinan augures, arúspices y otros de este tipo; de la inspección de cosas matemáticas según el género son geománticos, que adivinan por números o letras o ciertas líneas y figuras, también aspectos, irradiaciones y posiciones de planetas y cosas similares; del uso de cosas divinas, como nombres sagrados, la reunión de lugares, ciertos breves razonamientos y circunstancias observadas, y estos últimos no se inscriben bajo el nombre de magos entre nuestro pueblo, para quienes el nombre de mago suena mal, sino que se llama no magia sino profecía. Por último, se toma mago y magia en un sentido indigno, para que no se cuenten entre estos ni se consideren entre ellos, para que un mago sea un malhechor de cualquier tipo, que se informa por comercio con un cacodemonio y un cierto pacto por la facultad de dañar o ayudar; y según esta razón, no suena entre los sabios o incluso los gramáticos, pero el nombre de mago es usado por algunos en un sentido despectivo, como el que escribió el libro De Malleo Maleficarum, y así se usa hoy por todos los escritores de este tipo, como se permite leer en postillas, catecismos de los ignorantes y sacerdotes soñadores.

DE MAGIA

Iordani Bruni Nolani

Ocultismo, Arte, Ciencia y FilosofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora