Puede parecer extraño a los profanos que clasifiquemos juntos estos dos tipos de entidad; pero sucede que tanto ángeles como demonios pertenecen a misma especie astral, y las diferencias entre ellos son al mismo tiempo mucho más simples y complejas del que imagina la teología cristiana. Es Erróneo, y hasta peligroso, encarar los ángeles automáticamente cómo "buenos" y los demonios automáticamente cómo "malos". La mejor descripción de las características generales de ángeles y demonios y de las diferencias entre ellos está en un poema en prosa de un gran místico, poeta y pintor inglés del Siglo XIX, William Blake, llamado "El matrimonio del Cielo y el Infierno".
En general, se puede decir que los ángeles son convencionales, formalistas. Los demonios son creativos, críticos y pragmáticos. Los demonios están siempre dispuestos a interpretar la ley cualquiera que sea esta sea de acuerdo con la conveniencia de cada particular ocasión.
Los Ángeles no tienen inteligencia original: ellos son dogmáticos, y escrupulosamente fieles a los principios adoptados. Un ángel que aceptase el dogma romano alejandrino (por ejemplo) llevaría su aceptación hasta la última consecuencia: aprobaría la Inquisición Romana, y encararía la tortura e inmolación de seres humanos en plaza pública cómo un acto necesario para satisfacer el enunciado del dogma. Los demonios son rebeldes e individualistas. Un demonio podría aceptar la Inquisición Romana, y hasta colaborar con ella; pero haría esto apenas para divertirse. Muchos de los demonios tienen placer en destruir la estructura física del género humano, que ellos consideran un disturbio de la ecología terrestre; o simplemente aman ver un ser humano sufrir. Los ángeles no aman causar sufrimiento; pero no se perturban al causarlo, si así pueden comprobar sus dogmas y creencias. A la medida que tanto ángeles como demonios se desarrollan y suben en la escala evolutiva, ellos tienden (cómo cualquiera entidad dotada de la simiente de la inteligencia) a absorber los puntos de vista de otras entidades, y los comprende mejor; eventualmente, hasta que los armoniza con los suyos. Consecuentemente, tanto los ángeles como los demonios más evolucionados están dedicados al progreso espiritual de la especie humana, y se forman en ciertas Falanges (o "Tiras, en la nomenclatura del candomblé)Es pueril y, en ciertos casos, hasta insultante, pensar que las criaturas que ocultistas llaman de demonios se manifiestan según las teorías de la teología cristiana, y principalmente las de los católicos romanos.
Los "demonios" que obsesionan los "posesos" del catolicismo romano, por ejemplo, son elementales artificiales, y ocasionales, y hasta mismo proyecciones telepáticas (esto es,
personificaciones) de los recalques de los "posesos" o de los "exorcistas"; raramente son demonios en el sentido que ocultistas atribuyen a ésta palabra. Y cuando son, trata siempre de las entidades menos evolucionadas, en otras palabras, de los chiquillos de aquella determinada forma evolutiva que llamamos de demonios. Están saltando a nuestra cuesta, claro. Pero no tenemos nuestros niños también saltan a cuesta de otras formas de vida, o no? O hay quién piense (fuera de las escuelas y seminarios del catolicismo romano) que poner una lata vieja en el rabo de un gato o de un cachorro es menos incómodo, para el infeliz animal, que el tener un "demonio" que esté fastidiando a a un ser humano? ...Marcelo Ramos Motta
Ataque y defensa Astral
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Ocultismo, Arte, Ciencia y Filosofía
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