Aullido (fragmento)
I
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo...Allen Ginsberg
B
(...) No pienses en la mano. Piensa únicamente en lapluma. La pluma es metal puntiagudo-frío. El papel, una superficie pasiva-caliente. Aprieta. Aprieta más. Yo aprieto tu mano. Empujo. Prenso. Oprimo. Comprimo. Presiono. La presión funde nuestras manos. Una sola son en este momento. Apretamos con fuerza. Vaivén. Ritmo sin pausa. Cada vez más fuerte. Cada vez más hondo. No hay nada más que este movimiento. Nada fuera de él. El fierro de la punta rasga la hoja. Derecha/izquierda. Arriba/abajo. Estás escribiendo empezando a escribir hace cinco mil años. Los primeros signos. Dibujos. Cretinográficos palotes. Islas con árboles altos envueltos en humareda, en llovizna. El cuerno de un toro embistiendo en una caverna. Aprieta. Sigue. Descarga todo el peso de tu ser en la punta de la pluma. Toda tu fuerza en cada movimiento en cada rasgo.Móntala a horcajadillas, a la bastarda, a la estradiota. ¡No no! No hagas pie a tierra todavía. Siento, Señor, no veo pero siento que están saliendo letras muy extrañas. No te extrañes. Lo más extraño es lo que más naturalmente sucede. Escribes. Escribir es despegar la palabra de uno mismo. Cargar esa palabra que se va despegando de uno con todo lo de uno hasta ser lo de otro. Lo totalmente ajeno.Acabas de escribir soñoliento YO EL SUPREMO. ¡Señor... usted maneja mi mano! Te he ordenado que no pienses en nada nada olvida tu memoria. Escribir no significa convertir lo real en palabras sino hacer que la palabra sea real. Lo irreal sólo está en el mal uso de la palabra, en el mal uso de la escritura. No entiendo Señor... No te preocupes. La presión es enorme pero casi no la sientes no lo sientes eh qué es lo que sientes siento que no siento pero que se descarga de su peso. El vaivén de la pluma es cada vez más rápido. Penetra hasta el fondo. Siento, Señor... siento mi cuerpo yente-viniente en una hamaca... ¡Señor... el papel se ha escapado! ¡Ha girado media vuelta! Continúa entonces escribiendo deespaldas. Aferra la pluma. Apriétala tal si te fuera en ello la vida que todavía no tienes. Continúa escribiendo continúooo voluptuosamente el papel se deja penetrar en las menores hendiduras. Absorbe, chupa la tinta de cada rasgo que lo rasga. Proceso pasional. Conduce a una fusión completa de la tinta con el papel. La mulatez de la tinta se funde con la blancura de la hoja. Mutuamente se lubrican loslúbricos. Macho/hembra. Forman ambos la bestia de dos espaldas. He aquí el principio de mezcla. Eh ah no gimas tú, no jadees. No, Señor... no jodo. Sí jodes. Esto es representación. Esto es literatura. Representación de la escritura corno representación. Escena primera.
Augusto Roa Bastos
Yo el Supremo.
C
Rincón de Selva
El cimiento innumerable y retorcido sale de la tierra en el desorden de una desesperación paralizada. Los troncos, semejantes a gruesas raíces desnudas, multiplican sus miembros impacientes de asir, de enlazar, de estrangular; la vida es aquí un laberinto inmóvil y terrible; las lianas infinitas bajan del vasto follaje a envolver y apretar y ahorcar los fustes gigantescos. Un vaho fúnebre sube del suelo empapado en savias acres, humedades detenidas y podredumbres devoradoras. bajo la bóveda del ramaje sombrío se abren concavidades glaciales de cueva donde el vago horror del crepúsculo adivina emboscada a la muerte, y tan sólo alguna flor del aire, suspendida en el vacío, como un insecto maravilloso, sonríe al azar con la inocencia de sus cálices sonrosados.
Rafael Barrett
El árbol, la hoja, el monje, el árbol...
En el punto intermedio en que las 11 dimensiones del espacio-tiempo se conjugan y entrecruzan, está asentado el árbol del mundo. Cuando el cuerpo duerme y la mente continúa despierta, cuando los nervios se juntan para dar a luz a patrones imprevistos; nace su geometría aún no descubierta.
Bajo este árbol espero una hoja, no sé por cuánto tiempo, no sé cuando, ni cómo, ni por qué espero. La hoja cae. Verde-dorado, en sus nervaduras otro ciclo idéntico, cero, uno, uno, dos, tres, cinco, ocho, trece hombres esperan otras hojas en otros puntos intermedios dónde otras dimensiones y otras leyes se conjugan y entrecruzan.
Nace, crece y cae con la delicadeza, luego otra hoja, nace, crece y cae con delicadeza. El último átomo de este universo se desintegrará en el gran enfriamiento y volverá a la raíz del vacío cósmico, para nacer de nuevo.
Al estudiar la hoja de cerca, muy de cerca, cobijado por la soledad y la locura, traspasa mis manos dejándola impregnada de una fina energía de bosque, de tierra húmeda.
La observo muy atento, entre sus nervaduras la escena se repite y poco a poco se apodera de mi cuerpo. Cuando pasan a mi lado preguntando con insistencia acerca del por qué de mis ojos desencajados, cuando mis vecinos preguntan por qué observo fijamente una hoja en mi patio desde hace días sin comer ni dormir, les contesto que estoy ocupado, que no tengo tiempo para las necesidades básicas de la vida cotidiana y que no hay cosa que importe más que contemplar el misterio del espacio en movimiento. El tiempo, querido lector, solo puede ser experimentado como un olvido del presente subyugado al recuerdo del pasado y la expectativa del futuro. Pero si tanto el recuerdo como la expectativa son destruidos, el tiempo mismo es aniquilado.
La hoja es el árbol, la raíz del árbol y el hombre que la espera sentado. En una escena que no se detiene, autorecursiva y veloz.
Medito, mientras la observo repetirse.
¿Cómo comprimir lo innumerable?
¿Cómo representar una serie de cambios que nunca tuvo comienzo y nunca tendrá un final?
Un bucle, un ciclo, una doble espiral, una serpiente y un círculo, una elipse y una estrella, la transición del día a la noche y vicerversa.
(Shh... miren aquel árbol, está ahí desde hace 100 años, algunos dicen que más. Miren su tronco, parece un rostro humano que sonríe).
Raúl Zárate
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Ocultismo, Arte, Ciencia y Filosofía
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