Nos agrada pensar que tomamos nuestras decisiones guiados por una forma correcta de interpretar la realidad, esta creencia nos da la sensación de seguridad y nos reconforta, nos mantiene calmados ante la marea inmensa de información que nos rodea. Sin embargo, cuando una circunstancia o proyecto determinado requiere un análisis objetivo de los pros y los contras, de la probabilidad de éxito o de fracaso, los sesgos cognitivos pueden llevarnos a tomar decisiones erróneas que podrían afectar nuestra economía, nuestras relaciones sociales e incluso nuestra salud.
Un sesgo cognitivo es un efecto psicológico que produce una desviación en el procesamiento de lo percibido, lo que lleva a un juicio inexacto, interpretación ilógica, o lo que se llama en términos generales irracionalidad.
La existencia de sesgos cognitivos surge como necesidad evolutiva para la emisión inmediata de juicios que utiliza nuestro cerebro para asumir una posición rápida ante ciertos estímulos, problemas o situaciones, que debido a la incapacidad de procesar toda la información disponible se filtra de forma selectiva o subjetiva.
Como ya hemos mencionado, a veces nos pueden conducir a errores que pueden ser graves, pero en determinados contextos conducen a acciones más eficaces o permiten adoptar decisiones más rápidas cuando la inmediatez es el mayor valor (heurística).
La psicología cognitiva estudia este efecto, así como otras estrategias y estructuras que utilizamos para procesar la información, habiendo identificado una gran cantidad de ellos, con frecuencia relacionados entre sí.
Sesgos estudiados ampliamente:
1- El efecto Dunning-Kruger
Este sesgo cognitivo consiste en una de autopercepción distorsionada, según la cual los individuos con escasas habilidades o conocimientos, piensan exactamente lo contrario; se consideran más inteligentes que otras personas más preparadas, están en la certeza de que son superiores de alguna forma a los demás, midiendo así incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Esta distorsión se debe a la inhabilidad cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud, debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza y autoestima. Por el contrario, los individuos competentes asumen, falsamente, que los otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente o incluso superior al suyo.
Los autores de este descubrimiento David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell, trataron de averiguar si existía algún remedio para nivelar la autoestima sobrevalorada de los más incapaces. Por suerte resultó que sí lo había: la educación. El entrenamiento y la enseñanza podían ayudar a estos individuos incompetentes a darse cuenta de lo poco que sabían en realidad.
2- Sesgo de confirmación
Se trata de la tendencia a favorecer los datos que confirman nuestras creencias y a desechar aquellos que las desmienten, un fenómeno que se aprecia con más intensidad cuando se trata de contenidos de índole emocional o cuando las creencias están muy arraigadas. Este sesgo también nos conduce a interpretar las pruebas ambiguas a favor de nuestra postura. Por ejemplo, una persona que esté en contra del aborto tendrá la tendencia a buscar las pruebas que confirmen sus ideas.
Al ser víctimas de este sesgo, nos cerramos a las nuevas ideas o a posturas que sean diferentes de la nuestra, con lo cual nos parapetamos en nuestra posición y nos negamos a ir un paso más allá, aunque sea para lograr un entendimiento con la otra persona o para ampliar nuestros horizontes.
3- Efecto laguna de exposición
Se trata de la tendencia a expresar preferencias por determinados hechos o cosas, simplemente porque estos nos resultan familiares. Sin duda, la impronta que tenemos de nuestra infancia es muy fuerte y se manifiesta a lo largo de la vida porque nos transmite la sensación de seguridad. Obviamente, este sesgo cognitivo no solo se aplica a las experiencias infantiles. Por ejemplo, una persona puede votar por un partido político solo porque es el más publicitado y le resulta familiar o puede asumir determinada postura únicamente porque ciertos argumentos le "suenan".
4- Sesgo del anclaje
Se trata de una tendencia a "anclarse" en un rasgo o en una parte de la información y obviar el resto. Somos víctimas de este sesgo cuando, por ejemplo, vamos a comprar y tenemos en cuenta solamente el precio del producto o cuando nos enfadamos con nuestra pareja por un hecho aislado y nos concentramos exclusivamente en el defecto, haciendo que sus cualidades desaparezcan.
El Efecto Anclaje nos lleva a adoptar una visión muy parcializada de la realidad, es como si anduviésemos por la vida llevando unos anteojos que no nos dejan ver más que algunos detalles. De esta forma, nunca logramos analizar las situaciones en su conjunto, no tenemos una visión global de los eventos y, a la larga, esto nos lleva a tomar malas decisiones.
5- Sesgo retrospectivo
Es la tendencia a mirar atrás y recordar las decisiones propias como mejores de lo que fueron en realidad. Se trata de una recapitulación que realizamos para sentirnos a gusto con nosotros mismos, para lo cual modificamos el recuerdo de las ideas en contra de la decisión que hemos tomado que antes rondaban nuestra mente. Como no podemos volver atrás y cambiar la decisión, ponemos en práctica este mecanismo a través del cual nos autoconvencemos de que hemos apostado por la mejor alternativa.
Posdata: Si crees que nunca has sido víctima de estos prejuicios cognitivos, probablemente estás sufriendo lo que se conoce como "sesgo de punto ciego", que implica no darse cuenta de los propios prejuicios y verse a sí mismo como una persona menos sesgada que los demás.
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Ocultismo, Arte, Ciencia y Filosofía
AléatoireSelección de las mejores frases y fragmentos de libros ocultistas, literarios, científicos y filosóficos