Capítulo 1: Promesa.

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Alexandra.

Las lagrimas salieron descontroladamente de mis ojos cuando escuché a mi padre confirmar la muerte de mi hermana.

—Itzel, murió.

—¡No...! -esta palabras hizo eco por toda la casa. —Ella no puede estar muerta, no...  ¡Papá has algo...!

—Ya no hay nada que hacer, y lastimosamente no puedo jugar a ser Dios para traerla de vuelta.

—Isaac, por el amor de Dios. -mi madre susurro estas palabras. —¿Por que no puedes mostrar un poco de empatía? ¿Es que a cado no te duele la muerte de Itzel?

Papá formó sus manos puños  y desvío sud ojos hacia la inmensa imagen que adornaba la sala.

—Itzel, dejo de ser mi hija desde que decidió cortarse las venas por ese desgraciado.

Mamá abrí los ojos como platos y emitió un leve sollozo.

Mientras que yo me encargue de negar, porque claramente no podía creer lo que estaba pasando.

—Y aqui muere el tema, tal y como murió ella en esa sucia  habitación de hotel.

—¿Dónde de esta el cuerpo de mi hija?

—Eso no tiene importancia.

Esas palabras lograron desatar el caos en casa porque mamá se lanzó sobre papá y no dudo en darle dos fuertes cachetadas. Y mi padre ante esto observó a mamá fijamente.

—¡DEJA DE SER TAN DURO, MALDICIÓN...! Itzel era tu hija por Dios. Tú pequeña princesa. -papá coloco los ojos en mamá, sin demostrar sentimiento alguno. Él parecía otra persona, un hombre el cuál nunca había visto. —¿Es que acaso no te duele haberla perdido? No te duele que no podremos escuchar nunca más su voz o verla pintar con tanto entusiasmo. ¿No te duele que ya no este con nosotros?

—No.

Esa palabra logro que los ojos de mamá se llenaran de lagrimas, las cuales empezó a derramar inmediatamente.

—No me duele porque una Kemers no se quita la vida en un maldito hotel, por un estupido. Una Kemers tiene que llevar el apellido como manda la ley y no flaquear en ningún momento.

—Tú y tu maldito apellido se pueden ir al mismísimo infierno...

Mamá volvió a darle otra cachetada a papá.

Y papá se dedicó a mirar fijamente a su esposa.

—Si tú no puedes demostrar que te afecta la muerte de tu hija, de una parte de los dos. Eso solo puede significar que yo tampoco te importo lo suficiente. Porque si mal no te recuerdo esa niña a la que ahora desprecias por seguir su corazón, es nuestra. Porque tú pusiste empeño en hacérmela, es una parte de tí. Una pieza clave en nuestro amor.

—Ana...

—Quizas es tiempo de que...

Papá interrumpió a mamá antes de que terminara.

—No me voy a divorciar de tí, Ana.

—Entonces conformate con verme desde lejos...

Tras estas palabras mamá se marchó con la cabeza en alto y sin mirar hacia atrás.

Yo por mi parte derramé las lagrimas que estaba reteniendo y caía de rodillas contra el suelo.

Por ese maldita rata mi hermana esta muerta.

Por Duncan Salvatierra, mi familia se va ir a la mismísima mierda.

Él es el responsable de todo el mal que nos esta sucediendo, así que yo me encargaré que pague con sangre el daño que le causo a mi familia.

¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora