Alexander Salvatierra: Verdad.

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Alexander.

Sentí un mezcla de miedo entre desesperación al ver a Alexandra inconsciente en plena puerta.

Y también por el otro lado se encontraba Martín.

¡Que Dios se apiade de mí…! Porque con estos dos juntos nada puede salir bien.

Coloque Alexandra en nuestra cama con bastante delicadeza.

Y la observé fijamente por un segundo.

¿Ese desmayo sera la prueba que confirme lo que sospechó?

Existe la posibilidad de que Alexandra este gestando en su interior a mi heredera…

Sonreí luego de que este pensamiento surcara mi cabeza.

Pero dicha sonrisa nse borró luego de escucharla voz de un hombre.

Gire mi cabeza y me encontré con la figura de un hombre que claramente no pertenecía a mi grupo de hombres.

Me puse en alerta rápidamente, de la pretina de mi pantalón saque el arma que tenía escondida y sin dudar le apunte al hombre.

—¿Qué quieres…?

—Lo que yo quería Alexandra ya me lo dijo.

¿Qué?

—¿Quién eres?

El hombre dió un paso hacia mi.

—Yo soy el pasado de Alex, yo fui du primer amor, su primer hombre, y confidente.

Entrecerré mis ojos y apreté el arma con fuerza.

Ganas no me faltan para vaciarle el arma en el cuerpo.

—Pero tres años después, perdí mi lugar porque tú te encargaste de ocuparlo, Alexander Salvatierra. Tú eres el hombre al que ella ama.

¿Alex me ama?

¡Oh, por Dios…!

Mi sexi diablita me ama…

Eso es algo que hay que celebrarlo.

—Yo perdí el amor de Alex, por estar metido donde no debía, la perdí por tonto y ambicioso -el hombre coloco sus ojos en mi diablita. —Por ser quién soy…

—¿Quién eres?

—Soy Louis Ferreti, el escorpión dorado.

Abrí mis ojos como platos.

—Eres…

—Soy el cabron que buscan todas las agencias de policías, un maldito mafiosos preso en este mundo de mierda.

—No dejare que te lleves a mi mujer. Primero tendras que matarme para llevártela de mi lado.

—No tengo pensado apartarla de tí, Salvatierra. -solte un suspiro. —Más bien, comparecí ante tí para pedirte que la hagas inmensamente feliz, dale todo lo que yo en su momento no pude darle, y por favor nunca lastimes.

—Yo…

—Pobre de tí si me entero que ella derramo sus preciadas lagrimas por tú culpa… -el mafioso amenazó con voz dura. —Porque pagaras bastante caro el haberla lastimado.

—Te prometo que no lastimare Alexandra.

—Más te vale porque en mi arma tengo una bala con tu nombre y apellido, si la llegas a lastimar.

Rode mis ojos tras esta declaración.

Sí, como no.

Alexander cuida nuestra integridad por el amor de Dios… ¿Es que no vez que este tipo es un mafioso buscado por todas las agencias de policías? ¿Es que no te queda bastante clara la palabra criminal?  Porque si ese es el caso yo te puedo dar una lista de adjetivos calificativos, con mucho gusto.” Conciencia tomó posición de mi mente por un momento, y todas las palabras me parecieron totalmente acertadas.

¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora