Capítulo 27: A capa y espada.

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Alexandra.

-Tu plan ha salido fallido cariño... aunque he de admitir que ese cambio que te hiciste está de infarto. -susurro él en mi oído.

Infarto me dara si él sigue susurrando palabras en mi oído.

Dios... ¿por qué soy débil cuando de Alexander se trata?

-No se de que habla...

-Si estas en modo de hacerte la desentendida , pues jugaremos al mismo juego.

Salvatierra se atrevió a morder el lóbulo de mi oreja y esto desató una oleada de placer en mi cuerpo.

-¿No le da remordimiento estar seduciéndome?

-Oh, querida. Remordimiento me daría no tocar tu cuerpo a mi antojo.

Antes de volver a verbalizar otra palabra, Martín entro al cuarto de baño.

-Oh... lo lamento.

-Escogiste un mal momento para interrumpir Martín.

El mastodonte se encogió de hombros.

Y poco después empezó s caminar hacia nosotros.

-Aunque la mona de vista de seda, siendo Alexandra Kemers se queda. -inquirió él mientras me miraba.

-Alexandra debió de abrirte la cabeza cuando te dio con la sartén, troglodita.

Alexander, a duras penas me soltó.

Camine hasta estar a una distancia considerable de Alexander.

-Deberia darle vergüenza señor Salvatierra...

-¿Por qué debería de darme vergüenza?

Martín alterno sus ojos entre Alex y yo.

-Porque está tratando de seducirme, aún sabiendo que soy famila de Alexandra.

-Claramente estas tratando de engañarme...

-Y usted, está claramente adecuándose al papel de sinvergüenza.

El troglodita sonrió levemente.

-No me toques las bolas Alexandra. Porque estoy hasta la coronilla de problemas.

-¿En que idioma tengo que decirle que no soy Alexandra, Salvatierra? Me importa muy poco que este hasta la coronilla, señor.

Alexander dió un paso hacia mí, a lo que yo retrocedí.

-Le contaré Alexandra sobre sus planes perversos conmigo. Le dire que usted trató de colocarme sus sucias manos encima.

-Dile que entre a tu habitación a medía noche y te hice mía.

Abrí mis ojos como platos, y para darle un toque de inocencia a la escena coloque las palmas de mis manos en ambos lados de mi pecho y negue.

-¿Está loco?

Salvatierra asintió.

-Tambien dile que te comí el coño bien rico, que la habitación se lleno de gritos de placer y que te llené la vagina de mí.

-Desvergonzado. -susurre para aparentar, pero al verdad es que me muero porque el me haga todo lo que dijo.

Maldita bruja mentirosa.

¿Por qué tuvo que venir a jodernos la vida, cuando estábamos en el mejor momento de nuestra vida?

-Y si gustas le puedes decir que probaste mi pene y que te volvió loca, tan loca que repetiste toda la noche.

¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora