Alexandra.
Dos años después.
Sonreí al ver Ángel tomar las manos de sus hermanos. Para después caminar hacia mí.
Ángel es el mejor hermano mayor que mis mellizos pudieron tener.
—Mamá, ¿podemos ir a casa de la abuela?
Entrecerré mis ojos y me prepare para negar, pero mis tres ángeles me colocaron la mirada a la que no le puedo negar nada.
—Por fa, m-mami. -coloque mis ojos en la pequeña Alessia, y me fue imposible no morir de la ternura al ver el puchero que esta pequeña manipuladora mantenía.
Sin duda alguna estos niños adquirieron de mí ser manipuladores natos.
—Pueden ir con la abuela, pero que les quede bastante claro que no se quedarán a dormir con la abuela. Porque mami necesita a sus ángeles para dormir.
—Pero mami… la abuela necesita nuestro calor para poder dormir. -Ángel demandó, mientras me miraba con ojos de perrito. —Por eso debemos quedarnos a dormir con ella.
—A otro ratón con ese queso, niño.
—Pero, má…
—Pero nada… Alessandro.
—Tranquilos, hermanos porque yo hare cambiar de parecer a mamá. -Ángel inquirió estas palabras y posteriormente me guiño jno de sus ojos.
—¿Como estas tan seguro de que me vas a conocer?
—Un buen mago nunca debe rebelar sus secretos. -el pequeño travieso me guiño uno de sus ojos.
Queria chamusquarlos y la que salí chamuesqueada fui yo.
Bien dicen… cría cuervos y te sacarán los ojos.
Y lamentablemente hoy puedo dar fé de que esa frase es verdadera.
—Ángel…
—Mamita hermosa. Llevaré a Barman, Alex, Xander, a la gata Patricia y sus hijos a la casa de la abuela.
—No, porque ustedes ya son una manada.
—Pero…
—Pero nada, jovencito.
Ángel se encogió de brazos, para luego colocar sus ojos en sus hermanos.
—Puedo decir que perdí esta batalla pero el segundo intento es el que decidirá.
—No tendras segundo intento porque no cambiaré de parecer, Ángel.
—Mamá, eso lo veremos. -el pequeño descarado volvió a guiñarme uno de sus ojos.
Antes de que pudiera replicar, la voz de Martín se antepuso a la mía.
—¡Alessa, princesa mía…!
Me fue imposible no rodar mis ojos, luego de escuchar esas palabras.
Lo de princesa, no lo discuto. Pero la palabra mía entra en discusión. Porque Alessia es mía y de Alexander.
—Tín…
La pequeña traidora soltó el agarre de Ángel, para correr a los brazos del mastodonte.
Entrecerré mis ojos al ver la escena se ellos fundiéndose en un caluroso abrazo.
¿Qué sera lo que Alessia ve en ese mastodonte?
Porque yo, sinceramente no puedo encontrar nada bueno en él.
Pero… allá ella y su enamoramiento momentáneo por él.
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¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]
RomanceElla quiere venganza. Y Él solo quiere una dulce y delicada niña.