Capítulo 3: Reclusa.

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Alexandra.

Hoy es el gran día.

—De hoy no pasas Salvatierra... -susurre mientras me escabullía dentro de la casa de  este bucéfalo. —Tu sangre bañará mis manos a como de lugar. 

Mientras caminaba escuché la voz del hombre que alerto a este maldito hombre el día en que iba a matarlo.

Me coloque detrás de unos de los pilares de mármol, para esperar a que  el endemoniado hombre se alejara del lugar.

—¿Qué recopilaste de la mujer que desea matar al jefe?

Sonreí con burla, tras escuchar estas palabras.

Pobre ilusos.

—Esa mujer es el verdadero diablo, así que hay que estar alerta ante cualquier eventualidad que pueda ocurrir. -el hombre miro hacia el cielo. —No se que le abra hecho, pero lo que si se es que la diabla vestida de prada y quiere matar a nuestro pobre jefe.

"La diabla vestida de prada"

En eso tengo que darle toda la razón a este mastodonte.

Pero no en la parte de "pobre jefe"

Ese hombre no es ningún pobre porque llevó a mi pobre hermana a tomar la decisión que terminó definitivamente con su vida.

La pobre fue ella por enamorarse de un hombre de la calaña de ese engendró del mal.

Continue mi camino cuando el mastodonte se alejó de la entrada de esta mansión.

Corrí con rapidez hacia dentro de la casa, gracias a que el estupido troglodita dejo la puerta de la entrada abierta de par en par.

¡Pobre estúpido...!

Caminé con rapidez por las finas baldosas de color blanco. Y para mi mala suerte una mujer de avanzada edad me detuvo.

—¡Hey...!

Maldije y no me quedo de otra que girar sobre mis pies.

—¡Yo...!

—¿Estás buscando a ese bandido?

—He... si.

La señora hizo una mueca.

—Lo encontraras subiendo por las escaleras, segunda puerta a la derecha... -la señora tras verbalizar estas palabras me muro de arriba hacia abajo. —¿Qué es esa nueva moda de vestir, muchacha?

—Este es último grito de la moda. -la señora negó. —Y además a ese bandido como usted lo llama, le encanta verme con este body puesto. Él dice que le ponen las mujeres enmascaradas.

—Ustedes los jóvenes son bastante ratos pero, allá ustedes... Cuando vallan a copular recuerden utilizar el globito porque yo no podré aguantar a otro indecente en la casa.

—Señora...

—Ve a lo que viniste, querida. Y termina de una vez por toda esa perversión. 

Antes de que pudiera hablar la mujer se marchó con rapidez.

—¡Por Dios Salvatierra...! Tu propia gente te vende.

Sin preocupación alguna subi las inmensas escaleras.

Cuando estuve en la segunda planta.

"Lo encontraras subiendo por las escaleras, segunda puerta a la derecha..."

Seguí las indicaciones de la mujer y cuando estuve frente a la puerta tomé el pomo, lo gire y entre a la habitación luego de abrir la puerta.

Escaneé la habitación e hice una mueca al ver el desorden de la habitación.

¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora