Alexandra
"Tu plan de escapar se fue por la borda Alexandra. Así que puedo decir que voy un paso delante de la diabla."
En ese preciso momento quise objetar pero el muy maldito de Alexander logró nublarme la razón al embestirme con fiereza.
Cerré mis ojos con fuerza y a la misma vez maldije por caer en las garras de Alexander.
Me mordí el labio inferior para evitar que mis gemidos salieran. Porque no le daría la satisfacción de escucharme gemir como ninfómana, no después de engañarme y follarme.
—Aunque reprimas tus gemidos, se que en este momento estas deseosa de gritar a todo pulmón.
—Callate...
Alexander sonrió levemente y posterior mordió el lóbulo de mi oreja.
Y como era de esperar ese pequeño acto logró que mis sentidos hicieran corto circuito.
Maldito cuerpo traicionero, maldito seas Alexander Salvatierra.
—Me engañaste pero todavía tengo un carta abajo de la manga.
Alexander ante estas palabras no omitió juicio alguno porque se dedico a bombardear mi coño.
Y para mi mala suerte lo hacía de maravilla.
Sin querer solte un gemido, cuando estaba por llegar a lo más alto del placer.
—Por más que trataste de reprimirlo, el salió solo diablita.
Abrí mi boca para hablar, pero las palabras quedaron en segundo plano porque sentí el simiente de Alexander derramarse dentro de mi.
Abrace con fuerza el cuerpo de Alex y coloque mi cabeza en su pecho.
Alexander por su parte atrajo mi cuerpo hacia él, y se atrevió a dejar un beso en mi cabeza.
—Espero tener en algunos meses una mini diabla.
"Estas perdiendo tu tiempo porque no puedo darte lo que tanto anhelas."
Quise agregar estas palabras pero decidí guardar silencio.
Y tan solo un segundo después escuché la voz de Anastasia.
—Tú cogiendo en la alberca y yo de tonta pensando que estabas corriendo un inminente peligro.
Coloque mis ojos en Anastasia, quién tenía entre sus manos una bazuca. Desvíe mis ojos porque fue inevitable que la vergüenza tomara posesión de mi cuerpo.
¿Ahora que excusa le inventaré?
—¿Quién eres tú? ¿Y como entraste en mi casa?
Mi mejor amiga sonrió y procedió a contestar.
—Soy Anastasia, pero para tí soy la señora problemas.
—Ana...
Mano negra coloco sus ojos en mi.
—¿Viniste sola?
—Claro, ¿con quien más creíste que vendría?
Me encargué de rodar mis ojos.
—Si viniste a llevarte Alexandra lamento informarte que por nada del mundo permitiré que ella coloque su precioso cuerpo fuera de mi propiedad. Así que te invito a marcharte lo más rápido que puedas porque el que te dara problemas sere yo si no te largas de mi casa.
Mano negra enarcó una de sus cejas y un segundo después soltó una gran carcajada.
—¿Ah, si...? Entonces te reto a venir a sacarme Salvatierra. -la loca de mi mejor amiga apreto su mandíbula mientras le brindaba una mirada fulminante Alexander. —Atrévete y veras como la piscina de tu casa se llena de tu propia sangre.
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¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]
RomanceElla quiere venganza. Y Él solo quiere una dulce y delicada niña.