Capítulo 9: Triste recuerdo.

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Alexandra.

—Yo… Quiero una heredera.”

Luego de escuchar estas palabras me quede totalmente anclada en el piso sin saber que decir.

Él… él quiere una heredera. Una niña.

Agache mi cabeza y coloque mis manos en mi vientre.

Una niña.

Ese también es mi mayor sueño, pero no puedo cumplirlo.

No puedo porque perdí la posibilidad de gestar.

Quiero que tengamos una niña, Alexandra. Deseo que tú seas la madre de mis hijos.

Esas palabras lograron destrozarme por completo el corazón.

Cerré los ojos con fuerza, e inmediatamente una imagen de una niña parecida a nosotros inundo a mente.

Sacudí mi cabeza y abrí mis ojos.

No puedo seguir torturándome con los mismo.

No puedo… 

—No voy a darte una hija, Alexander, y mucho menos seré la madre de tus hijos. -Alexander hizo una mueca. —Asi que si es por eso que me tienes recluida en tu casa, te recomiendo que me dejes marchar en este preciso instante.

—No voy a dejar que te marches…

—Deja que me valla, búscate otra mujer y ten los hijos que te de la maldita gana.

—No hare eso porque la mujer que deseo que sea la madre de mis hijos eres tú. Tú y nadie más.

Forme mis manos puños, y sin poder enviarlo una lágrima descendió por mis mejillas.

¿Y si te digo que las posibilidades de salir embarazada son prácticamente nulas?

—Alexander…

—No te dejare marchar de esta casa, de mi lado. Y mucho menos buscaré a otra mujer para tener mi heredera.

—¿QUÉ PARTE DE QUE NO TE DARE HIJOS NO ENTIENDES…? -grite estas palabras con fuerza. —No… te… voy… a… dar… hijos…

Antes de que Alexander pidiera verbalizar alguna palabra más me dispuse a salir del lugar.

Porque la idea de no poder ser madre me mata…

Cuando estuve lo suficientemente alejada de el despacho de Alexander, detuve mi andar y tras sentir mis piernas flaquear lloré con más fuerza.

Caí de rodillas en el piso, y msi dos cachorros empezaron a ladrar con desesperación.

Pero lastimosamente no podía dejar de llorar.

Han pasado seis años de ese día, seis años de puro dolor.

El trágico recuerdo de ese día surco mi mente causando una nueva herida.

Acaricié mi pequeño vientre de tres meses con amor.

Mi hijo y su padre son lo mejor que me ha podido pasar.

—Nuestro pequeño es lo mejor que pudimos haber hecho, Alex. -Louis inquirió estas palabras y logró capturar mi atención.

Coloque mis ojos en mi amado esposo.

—Gracias por decir amarme a pesar de todo, gracias por escogerme.

Él me brindo una pequeña sonrisa, y extendió uno de sus brazos para tocar mi vientre.

—Siempre te escogería Alex, siempre…

¡Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora