Narración Lía
Odio estar aquí. Yo no quería ser asesina igual que mis padres. Ellos nunca estaban conmigo. Nunca.
Siempre estuvo Benjamín y nuestra niñera.
Nunca les importamos. Me acuerdo tanto de la noche que mi madre entró a mi habitación.
—Lía, vamos a ir a la Liga.
—No voy a ir.
—Es tu obligación.
—¿Obligación?
—Sí, hija.
—Yo no tengo la culpa de que tú fueras asesina. Yo no quiero, y menos Benjamín. Nunca les hemos importado.
—Benjamín aceptó ir solo porque irías tú. Su padre está muy orgulloso de él.
—Lo están obligando como a mí.
—No te pongas en ese tono.
—¡No voy a ir!
—Si no vas, Benjamín estará solo y tendrá más posibilidades de morir.
—¡¿TE ESTÁS ESCUCHANDO?! A ti no te importa si morimos uno o los dos.
—Hija, es por el bienestar de la Liga.
—¡La puta Liga te importó más que tu propia hija!
Mi madre parecía sorprendida por mis palabras. Me miró fijamente y luego me dio una bofetada.
—Prepárate. Vas a ir. En una hora nos vamos y no quiero que me decepciones. Por lo menos llega a Alfa. Sé el orgullo de los Torres.
—Métete el orgullo por el culo.
Ella solo se largó de la habitación resignada, no le debía ningún respeto, nunca estuvo conmigo. Me senté a llorar.
Me preparé y, al salir, vi a Benjamín y a su padre tristes. Benja me miraba preocupado. Yo solo me acerqué a él y le susurré:
—No tienes que ir por mí.
—Eres mi amiga y no quiero que te pase nada.
Me abrazó, igual que su padre.
—Suerte, niños —dijo él con tristeza.
El padre de Benjamín, Lionel, a pesar de ser uno de los asesinos más despiadados, nos enseñó algo muy importante a mí y a Benjamín.
Ser buenas personas.
Es irónico que un asesino psicópata te enseñe a ser buena persona.
Pero Lionel, cuando no estaba en modo asesino, se portaba como un padre amoroso y comprensivo con nosotros.
Benja me sacó de mis recuerdos...
Ahora estamos al frente de un nuevo castigo. Estar en agua fría era peor.
Marcus nos llevó a una habitación con una piscina con hielo de 1.70 de profundidad.
—Deben estar en el agua durante cinco minutos. Cuando suene la alarma, descansan por dos minutos. Cuando suene nuevamente, vuelven adentro. El agua, como pudieron ver, está fría. Lo único que deben mantener afuera es su cabeza —murmuró serio Marcus.
—¿Cuánto dura? —se atrevió a preguntar Benjamín.
—Toda la mañana y, si pierden, todo el día —respondió Marcus.
Briana y Dilan están como nosotros, desgastados.
Pobre Briana, con sus manos enrojecidas y sangrando, le van a arder.
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No somos los mismos
Novela JuvenilLo conozco desde que éramos Niños y por alguna razón Nos separamos sin razón evidente No nos hablamos Pero por alguna razón del destino Nos volvimos a ver con circunstancias que no pensábamos Ahora solo contamos,el uno con el otro,si queremos lle...