Narración Dilan
Nos dirigimos al comedor y realizamos fila para limpiarnos.El ambiente esta en silencio.
Con la sangre de aquellos jóvenes aún fresca en nuestras manos. Cada paso que damos es pesado, como si estuviéramos cargando el peso del mundo sobre nuestros hombros.
El agua fría golpea mi piel, pero el dolor que sentimos no es físico; es un dolor que se arraiga en lo más profundo de nuestro ser, una herida invisible que nunca sanará.
¡Mate a alguien!
¡Mate a alguien!Soy un asesino
No dejo de repetirmelo.
Briana se apoya contra la pared, con la mirada perdida. Sus lágrimas se mezclan con el agua que cae sobre ella mientras se limpia su rostro,pero no hace ningún esfuerzo por secarlas.
Sus sollozos son bajos pero se logran escuchar, sofocados por el sonido del agua.
—No quería hacerlo, Dilan... —susurra, su voz apenas un murmullo—. No quería matarlos.
Me acerco a ella, cada palabra que intenta pronunciar es perdida. No sé cómo consolarla, porque yo mismo estoy roto por dentro. Siento el peso de lo que hemos hecho aplastándome el pecho, y por más que lo intento, no puedo encontrar las palabras para aliviar su dolor.
—Lo sé, Briana... Lo sé.—
A nuestro lado, Lía se deja caer al suelo, abrazando sus rodillas mientras solloza sin control. Sus ojos, que antes brillaban con determinación, ahora están opacos, vacíos, como si el alma se le hubiera escapado con cada disparo. Benjamín intenta consolarla, pero sus propias manos tiemblan, incapaz de encontrar consuelo incluso para sí mismo.
—No puedo olvidar sus rostros... —dice Lía entre lágrimas, su voz quebrada
—Eran como nosotros... solo querían vivir.
El silencio que sigue es insoportable. Ninguno de nosotros sabe cómo continuar. Sabemos que el dolor que sentimos ahora es solo el principio. Hemos cruzado una línea, una línea que no tiene retorno. Muchos jóvenes que habían aprobado como nosotros estaban igual que nosotros.Incluso vi a un chico Japonés consolando a una chica pero él tiene sus ojos rojos por el llanto.
Salimos del comedor una hora llorando. El sol de medio día quema pero no lo sentimos. Caminamos como sombras, con la cabeza baja, arrastrando los pies hacia el patio de entrenamiento. Cada paso resuena en el suelo, un recordatorio de lo que acabamos de hacer. El patio está vacío, pero la atmósfera es pesada, cargada con el eco de los disparos y los gritos que nunca podrán olvidarse.
Marcus ya nos espera allí, su mirada fija en nosotros, pero su rostro no muestra ni una pizca de compasión.
—Esto es solo el principio —dice, su voz cortante.
—. Si quieren sobrevivir, tendrán que acostumbrarse al dolor. Aprenderán a ignorarlo, a enterrarlo en lo más profundo de su mente. Solo los más fuertes llegan al final, y solo ellos merecen vivir.
Sus palabras son crueles, pero tienen razón. Sabemos que lo que sentimos ahora no es nada comparado con lo que está por venir. Pero mientras Briana, Lía, Benjamín y yo nos miramos, sé que algo en nosotros ha cambiado para siempre. Hemos perdido algo irrecuperable hoy, y el vacío que ha dejado nunca podrá ser llenado.
Estamos en formación, con la vista al frente.Briana toma mi mano, y su agarre es firme, pero puedo sentir cómo tiembla. Nos aferramos el uno al otro, buscando un ancla en medio de la tormenta que se desata dentro de nosotros. Porque en este mundo, donde la vida no tiene valor y la muerte es la única opción, solo nos tenemos el uno al otro.
—Sobreviviremos —le susurro, aunque en mi corazón dudo de mis propias palabras—.Lo haremos juntos, pase lo que pase.
Ella asiente, pero sus ojos aún están llenos de dolor. No estamos seguros de lo que nos pasará en el futuro, pero sabemos que no podemos enfrentarlo solos. Y mientras el tiempo avanza, llevándonos hacia nuestro próximo destino, una cosa es clara: el dolor de lo que hemos hecho nunca nos abandonará. Será nuestro compañero constante, recordándonos siempre el precio de nuestra supervivencia. En la tierra se escucha el sonido de una punta de tacón.
Cuando veo a Alejandra vestida de un traje negro recuerdo que ella nos dio la bienvenida desde el primer día.
—Escuchen bien niños —habla Alejandra sin una sonrisa.
—A partir de mañana, serán separados. Las mujeres serán llevadas a otro edificio donde tendrán su entrenamiento y de igual manera los hombres.No se verán ni hablarán durante dos años. Solo se reencontrarán cuando estén en Beta y escojan su especialidad. Esto no es una sugerencia, es una orden. Y aquellos que no puedan soportarlo, serán eliminados.
El ambiente se llenó de murmullos y mi corazón late a mil,Briana me mira con terror.
— Está será su último noche juntos hasta dentro de dos años así que si fuera ustedes pasó este día con su compañero como si fuera el último.— Alejandra pone su vista en Briana y sonríe— Aclaró si su compañero muere en el otro edificio, usted cómo compañera debe morir también es una orden estricta de la Liga.
Hijos de Perra.
Dos años sin vernos, sin saber nada el uno del otro. Es como si nos estuvieran arrancando lo único que nos queda. Briana me mira, sus ojos llenos de desesperación, y sé que siente lo mismo. Después de todo lo que hemos pasado juntos, ahora nos van a separar.
—Esto es por su propio bien —Alejandra añade, como si eso pudiera hacer que se sintiera menos cruel
—.Sobrevivir en esta vida requiere sacrificios. Y este es el primero de muchos.
No sé cómo responder. No sé si debería gritar, llorar, o simplemente dejar que el vacío me consuma. Lo único que sé es que, pase lo que pase, no dejaré que esto nos destruya. Pero mientras miro a Briana, Lía, y Benjamín, sé que otros dos años sin Briana será un infierno.
Alejandra nos da la espalda, caminando hacia la salida. Pero antes de irse, se detiene y nos mira una última vez.
—Prepárense —dice, su voz más suave, casi de compasión.
— El verdadero entrenamiento comienza mañana.
Y con eso, se va, dejándonos solos con la horrible realidad de lo que nos espera.
— Como puede ver ya no seré su entrenador ,van a tener todo nuevo,ahora pasen todo el resto de dia juntos por qué mañana al amanecer se irán.
¿Irnos a dónde?
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No somos los mismos
Teen FictionSipnosis: Lo conozco desde que éramos Niños y por alguna razón Nos separamos sin razón evidente No nos hablamos Pero por alguna razón del destino Nos volvimos a ver con circunstancias que no pensábamos Ahora solo contamos,el uno con el otro,si qu...