capítulo 26

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Angie

Enseguida me gire, esperando que sólo se tratara de una broma, así sea una broma cruel.

Tania se encontraba frente a mí, con los ojos rojos intentando no llorar y los puños apretados.

— ¿Qué? — Murmuré casi sin voz.

— Yo me opongo. — Repitió sin titubear.

El sonido de un montón de personas impresionadas hizo eco por toda la iglesia, miré a los invitados por unos segundos y mi mirada enseguida cayó en los padres de Bastian, quienes miraban la escena impresionados.

Camilo llegó hacia nosotros y Bastian quedó estático mirándo a Tania.

— ¿Qué estás haciendo? Vámonos. — Habló Camilo intentando jalar del brazo de su hermana para llevarsela.

— No, ya no puedo soportarlo. Es suficiente ¿No crees Bastian? Te ibas a casar, después de todo te ibas a casar.

Me gire rápidamente a Bastian, quién comenzaba a ponerse pálido.

— ¿Qué está pasando? ¿Por qué está diciendo todas esas estupideces?

— No lo sé, enloqueció. Sigamos con la ceremonia por favor. — Pidió al anciano que nos miraba casi con la boca abierta.

— ¿Enloquecí?  Claro que no Enloquecí ¿Por qué mejor no cuentas que llevamos casi un año saliendo? Casi un año acostandonos y viviendo juntos en tu casa, cuéntale a Angie por qué pasabas tantas horas fuera de su casa y por qué nunca la llevaste a tu casa.

— Tania por favor cállate, no hagas esto. — Habló Bastian con la voz totalmente ronca, sabía que estaba a punto de llorar.

Mi corazón dejó de latir por un segundo, sentí un mareo tan grande que pensé que iba a caer. Camilo me sujetó y Charlotte llegó hacia mí sin entender lo qué sucedía.

La miré sin saber qué hacer, ella estaba pidiendo mis brazos pero no podía moverme, no podía cargar a mi hija justo ahora.

Mateo llegó corriendo a buscarla, la tomó entre sus brazos y la alejó enseguida de la situación, no sin antes darme una intensa mirada que decía tantas cosas y nada a la vez.

— ¿Bastian? Por favor dime qué no es cierto, dime qué nada de lo que dijo es cierto — Hablé tartamudeando mirando hacía el, quién comenzaba a pasarse las manos por las cara.

— Les pido por favor que se retiren del lugar, la boda se cancela. — La voz de Mateo sonó por todo el lugar, enseguida lo miré pero no hice nada.

Los invitados e incluso el anciano que estuvo a punto de casarnos comenzaron a marcharse, hablando entre sí, negando con sus cabezas y dándose la vuelta para mirar por última vez.

Una vez que todos salieron, Mateo con Charlotte en brazos, cerró las puertas de la iglesia y caminó hasta el baño del lugar, a sólo unos metros.

Barbara se acercó a mí, me contuvo por la espalda y miró a su hermano y luego a Tania, ella no sabía nada podia darme cuenta por su cara de decepción y angustia.

— Habla, por qué te quedas callado cómo imbécil ¿Qué está pasando? ¿No ves que Angie está poniéndose mal? Ya digan que todo es mentira. — Le habló a su hermano totalmente decepcionada.

Bastián dió unos pasos hacia mí, enseguida me alejé cómo pude. Estuve a punto de caer por la pequeña escalera del altar, pero sentí una mano sujetándome por la cintura.

— Camilo, llévate a Charlotte, la buscaré luego. — Mateo habló mirándome a mí, lo sabía, lo sentía, pero entregó a Charlotte quién salió de la iglesia con Camilo llorando y exigiendo volver.

— Angie, Bastian y yo tenemos una relación hace aproximadamente un año. Ya no podía seguir escondiendolo, no podía permitir que te casaras con él, yo lo amo y él me ama a mí pero lo necesitabas en tu vida. — Tania intentó tomar mi mano pero enseguida la aparté con asco, sintiendo cómo Mateo se mantenía a mi lado, sujetandome y dispuesto a protegerme.

Aún sin saber qué hacer miré a ambos, miré a Mateo, miré a Barbara, a los padres de Bastian quienes no decían nada pero se mantenían en el lugar ¿Ellos también lo sabían?

Todos estaban esperando una reacción mía, Bastian incluso había comenzado a llorar y a pedir perdón una y otra vez, a prácticamente gritar que no sentía nada por Tania y a decir miles de palabras estúpidas.

Tiré mis flores al piso, sin ningún tipo de violencia, me quité el velo y los zapatos, les dí una última mirada y sin decir nada tomé la mano de Mateo para comenzar a correr lejos de la iglesia.

Sentía un dolor tan grande en mi pecho, no exactamente por la traición de Bastian, no podía ser hipócrita cuándo yo también lo traicione, si no por la traición de Tania y por la traición de Camilo. Con solo verlo a los ojos pude entender que él también lo sabía y que no había contado nada aún así.

Los padres de Bastian lo sabían, pude darme cuenta enseguida al ver sus rostros de arrepentimiento mirando hacía el suelo avergonzados.

La traición de Tania me destruyó, ella era mi hermana, mi otra mitad, era la mujer a la que le confiaba lo más importante para mí, mi hija. Era a quién había escogido cómo mi dama de honor, cómo la madrina de mi hija y cómo una de las personas favoritas en mi vida.

Tania y Camilo habían sido las únicas personas que me estuvieron apoyando en la partida de Mateo, fueron quiénes me levantaron y me dieron ánimos para continuar y ahora son quiénes me rompieron el corazón en tan solo unos minutos.

Seguí corriendo sin parar, sin soltar la mano de Mateo. Escuchaba que me hablaba pero no podía entender nada de lo que tenía para decirme, solo quería irme lejos de allí y quería qué él estuviera a mí lado.

No podía parar de llorar, estaba tan desesperada que tuve que detenerme y sentarme en el piso para poder llorar, para poder desahogarme. Mateo acariciaba mi espalda y apartaba las lágrimas de mi cara pero nada hacia que mi llanto frenara. Mi garganta ardía y mi cabeza estaba a punto de explotar. Mi vestido estaba totalmente manchado por haberlo arrastrado por toda la calle.

— Vamos a mi departamento, necesitas pensar y estar tranquila...

— ¿Por qué mierda me hicieron eso? Sé que lo merezco pero ¿Por qué Tania y por qué Camilo fué cómplice en su traición? Un año, un año estuvieron viéndome la cara de estúpida y nunca me dí cuenta, cada vez que entraban juntos a la casa mientras que yo me quedaba con Charlotte afuera ni siquiera podía pensar en que entre ellos estuviera pasando algo. Sé que fuí infiel, no quiero ser hipócrita pero ¿Por qué ella?

Mateo acariciaba mi espalda y con cuidado me ayudó a ponerme de pie, me tomó en brazos y comenzó a caminar. Nos estábamos acercando nuevamente a la iglesia pero enseguida entendí que sólo íbamos en busca de su auto.

Apenas estuve dentro, comencé a romper mi vestido con todas las fuerzas que podía reunir, comencé a rasgar la tela y a tirar tan fuerte de ella que mis manos comenzaron a picar.

La mano de Mateo atrapó la mía, intentando calmarme, sólo unos segundos en silencio y un par de caricias en mi mano y mi llanto comenzaba a parar.

— Vámonos por favor, quiero quitarme esto, quiero tener a Charlotte conmigo...

—  Vamos a ir por ella una vez que estés mejor, no puede verte así ¿Quieres ir a tu casa?

Negué y me puse el cinturón de seguridad, Mateo enseguida aceleró sin decir nada pero manteniendo una de sus manos entre las mías, dándome todo su apoyo.



Una Vez ; Un pequeño error  [Trueno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora