capítulo 27

827 33 0
                                    

Mateo

Habían pasado tres semanas desde aquel día, dos semanas en las qué no he podido sacar a Angie de su casa y he tenido que estar más pendiente que nunca.

Al segundo día Bastian apareció, yo me encontraba cuidando de Charlotte mientras que Angie descansaba en su habitación. Me controle por mi hija, busqué sus cosas en el armario y las tiré a la calle. Él no hizo nada, simplemente tomó todo, miró a Charlotte y se fué.

A la semana, Tania había tocado la puerta, nuevamente me encontraba cuidando de Charlotte pero ahora también de Angie, que había dejado de comer y de preocuparse por Charlotte por lo que tuve que comenzar a encargarme de todo aquí.
Tania me miró sorprendida por estar en casa de Angie, le pregunté qué quería y me contestó que sólo quería hablar con ella, enseguida le cerré la puerta en la cara.

Camilo venía a la casa todos los días, no había día en el qué no intentara conversar con Angie pero nunca lo consiguió. Habló conmigo y me confesó que sí lo sabía, que él mismo los había descubierto hace sólo unos meses pero que no quería hacerle más daño.

Tuve una pelea con él, pero pudimos resolverlo y ahora los dos buscamos que Angie salga de su habitación para que él pueda hablar con ella.

Angie duerme todas las noches con Charlotte, es para lo único que sale, para cambiarla de ropa o bañarla y llevarla a dormir con ella. Desde que comencé a quedarme aquí nunca me reclamó ni intentó echarme, simplemente lo aceptó.

Habían días en los que hablábamos, un poco, pero lo hacíamos, y habían otros días en los que ni siquiera hablaba conmigo. Yo intentaba tener una conversación, todos los días, pero sólo aveces tenía algo de suerte.

Angie

Escuché la puerta principal, sabía qué Mateo acababa de volver de haber dejado a Charlotte en el jardín. Sentía tanto agradecimiento hacia él qué me sentía tan avergonzada por encontrarme así.

Estaba presentando un cuadro de depresión que me hacía incapaz poder salir de la habitación más que para buscar a mi hija y comida. Mateo se encargaba de cocinar, de limpiar y de cuidar la mayor parte del día de mí y de Charlotte. Sabía que había dejado de trabajar por estar con nosotras pero no podía hacer nada para agradecerle, no ahora.

Al día siguiente de todo el desastre, un vídeo comenzó a hacerse viral, el vídeo de cómo mi mejor amiga me confesaba que hace casi un año tenía una relación con mi novio. Se hizo tan viral que incluso me reconocieron cómo la mamá de la hija de trueno, a pesar de qué él sólo publicó una foto de los tres juntos en sus redes sociales. Decidí borrar todas las publicaciones que tenía con Bastian, eliminarlo de todos lados y poner mi cuenta en privado.

Muchas personas me apoyaban, me enviaban mensajes alentadores y de cariño, otras personas simplemente se burlaban o me enviaban mensajes diciéndome que todo era por haber terminado con trueno/Mateo.

Desde entonces apagué mi teléfono y no lo he vuelto a prender en días.

La puerta de la habitación se abrió, me asusté un poco debido a estar tan concentrada en mis pensamientos.

Mateo me miraba serio, entró a la habitación y cerró la puerta tras él.

— Angie, se acabó. No seguiré viéndote así, no seguiré soportando ver cómo cada día empeoras, cómo casi no comes nada o cómo ya no cuidas de forma correcta de Charlotte. Mi hija no es un objeto de consuelo con el que puedes estar por las noches y en el resto del día no. Ella es pequeña pero entiende que ya no quieres pasar tiempo con ella y eso le está haciendo daño, ella llora mucho y en el jardín todas las profesoras están enteradas de que la niña está sufriendo un alto estrés.

No sabía que decir, no sabía cómo reaccionar o qué hacer. Desde aquel día Mateo no me reclamó nada, no dijo nada acerca de mi estado o el de Charlotte, no hasta hoy. Sabía que todas las personas teníamos un límite, y él había llegado al suyo.

— Debes hablar, debes comunicarte, debes salir de esta casa y debes sanar el dolor que estás sintiendo. Debes aceptar lo qué sucedió y debes cuidar de tu hija.

Miré hacia un costado de la habitación, un espejo daba directo hacia mí, enseguida pude ver las grandes ojeras, mi cabello despeinado y mi cuerpo mucho más delgado.

Sentí cómo Mateo se sentaba justo al frente de mí, tomaba mi cara entre sus manos y giraba mi cabeza para mirarlo.

— Voy a ayudarte, voy a estar aquí para lo que necesites, pero necesito que me ayudes también, necesito que te ayudes a ti misma. Porfavor.

Me quedé mirando sus ojos, él comenzaba a llorar, enseguida me sentí mal, lo estaba haciendo llorar.

— Mateo no llores por favor, no puedo verte llorar.

Él simplemente bajó su cabeza pero su llanto se desató, sus hombros se movían mientras que su llanto avanzaba y sus manos se alejaron de mi cara para ponerlas en la suya, intentando mantener sus lágrimas fuera de mi vista.

Enseguida me quité las mantas que tenía encima y sin dudarlo me acerqué a abrazarlo, a contenerlo.

— Lo siento mucho, has hecho tanto por mí en estas semanas y yo no he hecho nada.

Mateo no respondía pero seguía llorando, me permitió abrazarlo por lo que me acerqué aún más para dejar descansar su cabeza en mi hombro, enseguida sentí cómo quedaba totalmente mojado debido a sus lágrimas, nunca en mi vida lo había visto tan roto.

— No puedo seguir viéndote así Angie, no puedo seguir aguantando todo lo qué estoy sintiendo, no puedo seguir actuando cómo que estuviera tan bien cuándo ese día mi corazón se rompió junto al tuyo por qué uno de tus más grandes sueños, el casamiento, se vió destruido frente a ti, tu sueño se rompió y uno de los míos, verte feliz, también se destruyó. Perdón por haberme ido, perdón por qué conociste a ese tipo tras mi partida y perdón por no haber luchado más por tí, perdón por haber hecho que llegaras a ese día y que rompieran tu corazón.

Enseguida comencé a llorar con él, a abrazarlo más fuerte y a sentir su cariño más de cerca.

— Las cosas van a cambiar, te lo prometo, me voy a levantar y me vas a ver bien.

Con cuidado me separé y lo guíe a acostarse a mi lado, nos tape y acaricié su rostro por mucho tiempo, viendo sus lágrimas caer pero notando cómo comenzaba a calmarse. Así fué cómo dos corazones rotos se acompañaron, así fué cómo sentí el dolor de Mateo más fuerte que mi propio dolor y estuve dispuesta a quedarme con el acostada, está vez sosteniendolo a él de todo el dolor que estaba sintiendo por mi culpa.

Nos quedamos dormidos juntos, abrazados luego de llorar hasta quedar agotados, añorando que nuestros corazones sanaran y que el dolor se marchara.

Una Vez ; Un pequeño error  [Trueno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora