Jackson jamás imaginó que volvería a ver tan pronto a Georgia, la hermana del medio de la familia Williams, y todo lo opuesto a lo que es su mejor amiga Maxine.
Georgia llevaba un sexy y ajustado vestido entubado que le resaltaba cada curva del cuerpo, y vaya que había curvas en ella.
Siempre fue la hermana favorita entre los chicos, porque ella era la única que nunca se alejó de su esencia femenina. Llevaba también, el cabello rubio suelto en gajos que le caían hasta más debajo de los hombros y le adornaban la cara maquillada.
Jackson se quedó sin aliento.
Hacía algo de seis meses que su relación con ella había terminado. No fue nada serio, más bien fue algo así como amigos con beneficios; muchos beneficios. Pero aquello había acabado cuando Georgia le dijo que tendría que irse de viaje un tiempo.
Él lo olvidó y continuó con su vida, y hasta que Maxine regresó, la verdad ni siquiera había reparado en ello, o siquiera en contarle lo que ocurrió.
Sin embargo, por alguna razón que no tiene del todo claro, se puso realmente incómodo y nervioso, como si de pronto esa fugaz relación con su hermana debiese quedarse en un secreto.
Tuvo miedo de la reacción de Maxine. Volteó para mirarla y la encontró con los ojos muy abiertos, aunque la expresión le cambió bastante rápido por una sonrisa.
—¡Por Dios! ¡Georgia! ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en Nueva York —le dijo Maxine y corrió a rodearla con sus brazos.
Su hermana la apretó con efusividad.
—¡Maxi! ¡No puedo creer que te encuentre aquí! Es como una reunión de exalumnos —bromeó con una risita que a su hermana mayor le pareció irritante.
—Lo mismo digo, ¿qué haces aquí? —preguntó con recelo.
Le pareció extraña la forma de saludar a Jackson y por supuesto que no le gustó en lo absoluto.
—Pues...
—Por qué mejor no subimos a mi oficina, ahí podremos hablar más tranquilos —intervino Jackson.
—Bien —respondió Maxine con seriedad.
Georgia avanzó delante de ellos y ella no pudo evitar mirarla de arriba abajo. Era increíble como dos hermanas podían ser tan diferentes.
No era la primera vez que se sentía celosa de ella, pues siempre había tenido una especie de suerte con los chicos, y en casi todo en general, pero verla abrazar y besar a Jackson sin duda fue lo peor que pudo haber visto nunca.
Miró a su amigo de reojo, quien evitó sus ojos acusadores todo el camino de asenso hasta el piso de presidencia.
Ese era el primer día oficial como el nuevo CEO de la empresa y para él, las cosas no podían ir peor.
Una vez llegaron arriba, los tres entraron en la gran oficina. La vista panorámica era asombrosa y Maxine no pudo evitar soltar un gran suspiro de sorpresa.
—¡Wow! Es impresionante.
—¿Verdad que sí? —le dijo Jackson con el mismo tono de emoción.
Georgia en cambio, no reparó demasiado en el diseño del lugar.
—Y bien Maxi, ¿qué haces aquí?
—¿Papá no te lo dijo?
Su hermana negó con la cabeza.
—En realidad acabo de llegar del aeropuerto y quise venir directamente a saludar a Jacks.
«¿Jacks? ¿Por qué diablos tiene que decirle así?», se preguntó en su mente.
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La Guardaespaldas del CEO
RomantikJackson es el CEO más atractivo y codiciado de Washington D.C. pero no solo es perfecto físicamente, también es un genio; sus negocios van de la mano de la industria armamentista. Luego de estudiar ingeniería muchos años en el extranjero, regresa co...