Jackson estaba concentrado en sus videojuegos, o al menos eso aparentaba. Se percató de que Maxine estaba en la puerta con un hermoso vestido que la hacía ver realmente guapa, pero no le dijo nada porque no quería arruinar más las cosas.
Cuando ella se fue, apagó la consola enseguida y fue hasta la cocina para sacar una cerveza. Se bebió al menos la mitad de un solo trago.
No sabía a ciencia cierta por qué estaba tan incómodo. Se decía a sí mismo que quizá era porque ella lo había dejado para irse con el militar de quinta, cuando se suponía que debía estar cuidándolo, pero luego se sintió estúpido por pensar así.
—Yo no necesito que me cuiden —dijo en voz alta y encogiéndose de hombros.
Él era un hombre de treinta años, hacía pesas en el gimnasio y estaba en buena forma.
«Cualquiera que trate de atacarme, tendrá que vérselas conmigo primero», pensó.
Regresó al sofá, pero aquello no le duró mucho pues al cabo de diez minutos más, el timbre de la entrada sonó. Enseguida fue a abrir la puerta y se encontró a Georgia con una gran sonrisa.
Ella se le guindó al cuello y le dio un beso pequeño en los labios.
—¿Estamos solos? —le preguntó.
—Sí, bueno, algo así. Por ahí está el guardaespaldas de reemplazo que dejó tu hermana.
Georgia se rio y entró a la casa. Jackson la invitó a pasar a la estancia y se sentó una vez más. Ella lo imitó y entonces hubo un silencio incómodo por un momento.
—La verdad me alegra que mi hermana tenga la oportunidad de salir con alguien.
—¿De qué hablas? Él es solo su amigo —le refutó.
Georgia se echó a reír.
—Ay, de verdad que los hombres son tan ciegos. ¿Acaso no viste como la miraba el día del cumpleaños? Es obvio que está loco por ella.
—Pero a tu hermana no le gustan los chicos, así que... —bufó con incredulidad.
Georgia abrió los ojos hasta el límite y soltó otra carcajada que dejó descolocado a Jackson.
—¿De qué rayos estás hablando? Mi hermana no es lesbiana. Sí, quizá se vea un poco ruda y no sepa usar muchas cosas femeninas, pero te aseguro que le gustan los chicos.
Jackson no pudo evitar sorprenderse. Una parte de él le decía que esa idea que siempre tuvo de ella estaba equivocada, pero realmente pensó que Maxine era del otro equipo.
—¿De verdad?
—Por supuesto, siempre suspiraba por un chico, aunque nunca me dijo de quién se trataba. Max es muy reservada, y un poco torpe cuando de hombres se trata —explicó.
Aquello no dejó a Jackson tranquilo en lo absoluto. De hecho, ahora se sentía mucho peor al imaginar que todo eso había sido una cita.
Georgia cambió el tema rápidamente. Él intentó seguirle el ritmo a lo que le decía, pero en su cabeza, no dejaba de darle vueltas al asunto de Maxine.
Luego la chica sugirió ver una película y él añadió pedir una pizza para cenar. Georgia no estaba muy contenta con la idea, pero aceptó solo para no llevarle la contraria.
Estuvieron viendo la película un buen rato, una de esas comedias románticas que a él le parecían muy aburridas; por supuesto, la había escogido ella.
La rubia se acurrucó en su hombro y buscó entrelazar su mano con la de él, mientras que Jackson miraba de reojo su celular, pensando en alguna excusa barata con la que enviarle un mensaje a su amiga.
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La Guardaespaldas del CEO
RomanceJackson es el CEO más atractivo y codiciado de Washington D.C. pero no solo es perfecto físicamente, también es un genio; sus negocios van de la mano de la industria armamentista. Luego de estudiar ingeniería muchos años en el extranjero, regresa co...