El viaje hasta la empresa del señor Colt fue muchísimo más incómodo de lo que imaginaron. Maxine condujo en silencio, mientras que Jackson se quedó en el asiento trasero, supuestamente con la excusa de que necesitaba trabajar en la laptop, pero la verdad era que no quería tener que estar cerca de su amiga y tener que justificar la tontería que había hecho con su hermana Georgia.
Y es que él era consciente de que estaba intentando, por todos los medios, hacer de cuenta de que no había despertado en su misma cama junto a Maxine, y aunque se dijese que no, se acordaba muy bien de ese beso en el cumpleaños.
Ella por su parte, no quería saber cómo había pasado eso con Georgia en cuestión de un par de horas. Se sintió realmente dolida y decepcionada; pero ¿acaso tenía derecho a reclamarle algo?
Le parecía ridículo que fuese capaz de derribar a cualquier hombre, que fuese capaz de enfrentarse al fuego del enemigo en un combate, sin embargo, se convertía en una niña asustada cuando se trataba de hablar de sus sentimientos.
Finalmente llegaron a la empresa y la tensión entre ellos se relajó, aunque poco.
Su padre los mandó a un piso diferente esa vez, así que Maxine presionó el botón número veinte en el ascensor y este inició su marcha como de costumbre.
—Max...
—Jack...
Ambos hablaron al mismo tiempo. Ella se echó a reír.
—Tú primero —instó.
—No, habla tú —le dijo él.
—Solo... te quería felicitar por lo tuyo con Georgia. —No podía decir que eso era genuino. Una parte de ella ardía de celos, pero la otra sabía que no podía odiarlos a ninguno de los dos.
—¡Oh!, gracias —respondió encogiéndose de hombros—, ayer tu hermana estuvo hablándome de eso, y la verdad creo que podría intentarlo con ella.
—¿De verdad? —preguntó escéptica—. Porque no me gustaría que jugases con ella.
—Lo sé, sé que si tengo algo con Georgia debe ser exclusivo.
Jackson no era mucho del tipo monógamo, pero en ese momento estaba un poco desesperado por negarse a sí mismo los sentimientos que parecían surgir por Maxine.
—¿Qué ibas a decirme?
—Nada, es solo que, no quisiera que eso arruinase nuestra amistad, si tú no estás de acuerdo...
—No tienes que pedir mi permiso Jackson, ambos son adultos y se supone que saben lo que hacen.
«¡Dios! ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué lo estoy echando a sus brazos?» se preguntó.
—Igualmente quería asegurarme.
Ella no pudo decirle nada pues las puertas se abrieron. Los dos tuvieron que salir del ascensor para poder dejar el paso a las personas que iban entrando al aparato.
Las puertas se cerraron tras de ellos, quienes, avanzaron hasta la habitación que les había dicho su padre.
Maxine tocó dos veces la puerta y de inmediato su padre abrió haciéndolos pasar.
—Padre, ¿qué ocurrió?
El señor Colt los miró a ambos, pero sobre todo a Jackson y fue evidente su preocupación.
—Mi equipo de investigación ha descubierto a quién pertenece ese ojo.
—¿Y bien? —preguntó Jackson con impaciencia.
El padre de Maxine se acercó a la computadora de última generación y presionó un botón. Enseguida una gran ficha emergió en la pantalla, con la fotografía de un científico, al lado estaban todos sus datos.
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La Guardaespaldas del CEO
RomanceJackson es el CEO más atractivo y codiciado de Washington D.C. pero no solo es perfecto físicamente, también es un genio; sus negocios van de la mano de la industria armamentista. Luego de estudiar ingeniería muchos años en el extranjero, regresa co...