CAPÍTULO 36: UN ERROR QUE NO PUEDO CORREGIR

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Luego de que Georgia se apareciera y los interrumpiera, Maxine decidió que prefería irse antes que tener que ver como Jackson jugaba a ser el novio perfecto.

Cuando los dos se quedaron a solas, Georgia se sentó en el sillón y empezó a actuar como una niña mimada. A ella le gustaban las atenciones que él le daba, aunque no podría decirse que ella estuviese perdidamente enamorada de él como se lo hacía ver a los demás.

A Georgia más bien le gustaba el estatus que él le daba, le gustaba presumir que tenía al novio más guapo, sexy y deseado de todo el estado y, además, el dinero que venía con él no le caía nada mal.

Jackson sin dudas era el tipo ideal de muchas interesadas, pero Georgia no se consideraba una interesada, sino, más bien, una mujer que sabe escoger lo ideal para mantenerse bien.

—Te traje esta sopa de pollo —le dijo él con una suave sonrisa.

Georgia suspiró y pensó que no podía ser más afortunada.

Jackson en cambio pensaba otras cosas, a él no le desagradaba Georgia, era muy guapa y sus habilidades en la cama eran muy buenas, sin embargo, hacía un buen tiempo que había dejado de pensar solo en el sexo. Él quería mucho más que eso y sabía bien que con ella no lo iba a conseguir.

La muerte de su madre lo hizo reflexionar muchas cosas. Pensaba que esperaría a que ella se recuperase, pero una parte de su consciencia, muy en lo profundo de su mente, le decía que eso era absurdo.

Georgia nunca estaría bien con algo así, y cuanto más lo alargase, peor sería. La observó comer la sopa con tranquilidad, y lo único que rondaba su cabeza era que le dijera que quería terminar.

—¿Estás bien? —le preguntó ella al notar su mirada perdida. Jackson sacudió la cabeza y le dio una sonrisa fingida.

—Ah... pues, sí, supongo.

Le pareció insensible que le preguntase eso, era obvio que no iba a estar bien.

—Es por tu madre, ¿verdad? Lamento tanto lo que le pasó, fue horrible.

—Sí, lo fue.

—Yo tenía tanto miedo, creí que moriría, cuando desperté en el hospital, fue como... no lo sé, como si saliera de un sueño —dijo haciendo un gesto dramático.

Jackson tosió incómodo. No es que no le importase lo que le había sucedido a ella, pero era ridículo que le dijese todo eso cuando ella estaba viva y su madre no.

—Yo también me sentí como en un sueño, de hecho, vivir ese atentado me hizo replantearme las cosas —comenzó a decir.

—¿De verdad? ¡A mí también! Empezaré yo primero. —Se quitó la sábana de las piernas y se sentó para mirarlo de frente. Jackson suspiró, pero la dejó hablar.

»Primero, creo que deberíamos irnos de aquí, las cosas están muy peligrosas.

—¿Irnos? ¿De qué estás hablando Georgia?

—Es obvio que esa gente no se detendrá hasta obtener lo que quiere, entonces, lo mejor será que te detengas, déjale el trabajo a alguien más, seguramente habrá muchos científicos que puedan culminarlo por ti.

Jackson no podía creer lo que estaba escuchando, ¿acaso Georgia lo conocía si quiera un poquito? Ella no tenía ni la más mínima idea de todo lo que el SAEM significaba para él.

Sí, sabía que había arriesgado y perdido mucho por ese proyecto, pero no era meramente un invento más, era la culminación del trabajo de su vida, y, además, su regalo para todos los soldados de la nación, incluyendo, por supuesto, a Maxine.

La Guardaespaldas del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora